Una mañana en los meses finales de su segunda gestión como edil capitalino. El tío recibe una noticia que lo estremece. Un grupo de desplazados provenientes de uno de los más recónditos pueblos de nuestro país se ha posesionado ilegalmente de un terreno supuestamente abandonado pero que legalmente tenía dueño.
Entre los desplazados hay mujeres y niños. También hay hombres valientes que están dispuestos a todo para lograr un espacio de terreno, todo, aun a costa de sus propias vidas. El hambre y la pobreza extrema, más la naciente guerra política han sido los motivos de la apropiación del terreno. Los momentos son de incertidumbre. Por un lado la parte legal exige al gobierno y a las fuerzas del orden reprimir a los usurpadores.
Ante la emergencia suscitada. El gobierno central cita a los jefes del ejército, de la Policía de Hacienda y de la benemérita Guardias Nacionales. El alcalde de San Salvador también es convocado por estar en su jurisprudencia el mencionado terreno de la discordia.
En casa presidencial la reunión se lleva a cabo entre un ambiente lúgubre, casi entre tinieblas. Los bajos tonos de luz daban un aspecto dantesco al momento. Civiles y militares allí reunidos asumirían la responsabilidad de salir con el problema que se les había presentado de improviso y sin antecedente alguno. En medio de la reunión una voz alzo el volumen.
— ¡Es un movimiento comunista!... ¡Eliminémoslos, que esperamos!...
Gritó un militar de alto grado, cuyo nombre se lo trago la historia.
Los rumores y las opiniones se expandieron en la gran sala a donde parte del gabinete y del consejo de seguridad encabezado por un grupo de nefastos militares trataban el tema con estrategia castrense. Nunca como un problema social.
—Creo que con unas tanquetas y dos escuadras de soldados en el bulevar del ejercito, más dos batallones combinados de guardias y PH’S tendremos solucionado el problema... con un cerco así ni las gallinas con las que han llegado se van a escapar, ja ja ja…—
Habló con gran soltura otro militar exhibiendo son grandes dotes para la guerra.
—Creo que contaremos con el apoyo de la Fuerza Aérea (cuyo representante no estuvo presente en esa reunión).
Culmino el comentario, del último de los primates con uniforme verde olivo.
El tío al ver que se abalanzaba un posible baño de sangre, tomo la palabra. Ante la mirada amenazadora de las partes que tenían a bien buscarle una solución violenta al conflicto. El tío hablo.
—Son solo un grupo de salvadoreños que buscan un techo a donde pasar la noche...
—Que día a día buscan el sustento y no tienen nada...
El silencio y las miradas se concentraron en el razonamiento contradictorio del tío Carlos. Ante el tremendo despliegue de fuerzas y violencia que el consejo de seguridad tramaba en contra de un pequeño grupo de desposeídos compatriotas.
—Y que decir de las mujeres y los niños que allí pasaron la noche... Entre el frío y el hambre... Aferrándose a la vida con el calor de sus madres con sus pechos ya sin leche...
—Sus frágiles cuerpos no serán rival para los fusiles ni las tanquetas con que ustedes piensan atacarlos…
— ¿Porque derramar sangre adonde hay vida?... Finalizo el alcalde.
El tema se volvía extremadamente espinoso, los interese económicos parecían por momentos pasar por encima de la pobreza y la vida de aquellas humildes personas. Para los uniformados la única solución: fuego y plomo.
— ¡Pero como sabemos si esa gente no esta armada o si es violenta!... Agrego robusto el primer oficial guerrero.
La sala se lleno de comentarios, algunos aprobaban el plan trazado, otros como el ministro de defensa General Carlos Humberto Romero no estaban de acuerdo con la violencia propuesta.
—Creo que debemos darle una oportunidad... dijo el General Romero en tono severo pero reflexivo.
— ¿Doctor Rebollo podría usted ir a reunirse con esa gente y mediar en el conflicto?... Pregunto el líder Chalateco al tío, quien de inmediato acepto.
Salió de la reunión de forma urgente. Llego a su despacho. Pidió información sobre medidas y precio de los terrenos. Dio algunas indicaciones al área de proyección social de la alcaldía y se marcho. En el camino recibió la noticia que el dueño del terreno había llegado al predio invadido con un grupo de hombres armados. Les habían dado un tiempo para realizar el desalojo, de lo contrario correría la sangre.
En el terreno usurpado la situación se tornaba difícil. Los rumores de una posible balacera de fuego abierto contra los invasores alteraban la calma. El tío se encomendó a Dios y emprendió el camino hacia el terreno allanado.
Eran las cuatro de la tarde de un día de abril de 1974. Repentinamente los gritos de...
— ¡Allí viene el alcalde!... ¡Allí viene el alcalde!...
Alteraron el orden y la calma. El momento se volvió tenso. Los pobladores del terreno usurpado se armaron de piedras, garrotes y todo aquel objeto contundente que pudiese utilizarse para protegerse del posible ataque de la Policía Municipal o de cualquiera de los cuerpos de seguridad existentes en esa época. Las mujeres corrieron a protegerse con sus vástagos. Los hombres piedras y garrotes en mano, formaban una especie de muralla o anillo protector. Al centro del circulo los niños y las mujeres. Afuera el hombre defensor.
Pero tanta violencia anticipada se disipo rápidamente. Fue como un milagro. La escena era simple. El tío, con su “cigarrito” en la mano, hablaba tranquilamente con unos pobladores del conflictivo predio.
Poco a poco la comunidad de usurpadores se fue acercando, como venciendo ese temor infundado horas antes por el dueño del terreno en disputa.
Era como domesticar a un lobo hambriento. El tío estaba solo entre ellos; entre los harapientos, entre aquellos que no tenían nada. Pero que era a la vez el pueblo que él tanto amaba, es por eso que nunca temió por su integridad física. Llego sin guardaespaldas, llego sin armas. Llego con Dios y nada más.
El tío visualizo a los lideres de aquella toma pacifica y los invito a que tuviera una posición positiva ante el problema que se había generado y que él velaría por ellos. Recibió las quejas de los pobladores, y de las amenazas y de todo tipo de atropello que los dueños del inmueble les habían anunciado si ellos no se retiraban de allí. Pero iluminado por el todo creador, el tío les lanzo una propuesta...
—Miren por haya hay un terreno que no es mío, ni de ese que dice que es el dueño, ni del gobierno, ni de la alcaldía... éste terreno es de Dios y él quiere que sea de ustedes...
Sorprendidos ante la propuesta inesperada, los pobladores le miraron asombrados y en silencio.
— ¡Así que vamos ir a medir y lo vamos a repartir en partes iguales, y a base de cuotas pequeñas se lo vamos a comprar al gobierno o al dueño!, Para que así el terreno sea de ustedes y nadie les pueda decir algo... concluyo el tío.
Los pobladores no pudieron menos que vitorear al tío, que de forma salomónica había solucionado el impasse generado por la usurpación y su posible final sangriento.
Al día siguiente un grupo de personal de la oficina de planificación de la alcaldía medía y asignaba las parcelas del terreno ya desmembrado. Nadie protestó o reclamó, todos pagaron sus cuotas.
El terreno de la discordia fue cancelado al dueño al precio que éste quiso. Y de allí entre las cenizas, entre las casas de cartón y los techos de plástico, surgió un verdadero barrio obrero, que aporto su esfuerzo al desarrollo de nuestra nación en los años más duros de la guerra. Así Nació la colonia 22 de abril en las cercanías a la entrada a Ciudad Credissa.
También el tío era aficionado al séptimo arte. Con una cámara Kodak de cine de 16 mm, el tío era aprendiz de cineasta, aun lo recuerdo preparando su maquinita y el rollo del film para captar he inmortalizar en celuloide la vida de sus hijos y por supuesto la de nosotros, las idas a la quinta están documentadas, guardadas en algún lugar de la residencia de la familia Herrera Rebollo.
Le gustaba el fútbol, jugar ajedrez y tocar la guitarra. De el aprendí mis primeras notas y los primeros movimientos de las figuras entre los cuadros negros y blancos del juego ciencia, también le gustaban los pájaros, en especial los cardenales y los canarios. Jamás olvidare las tardes en el patio del tío, yo un experto devorador de fruta fueran estos Mangos, guayabas, icacos, arrayanes, mandarinas, naranjas, granadas semilla roja, etc... Las disfrutaba más que nadie.
En más de una ocasión había sido nombrado como una plaga de “zanates” según mi tía conchita, entre pleitos y reclamos de mi madrina, era común escuchar al tío ejecutar la guitarra y hacer vibrar las cuerdas y su voz con la típica canción de siempre... una que va así.
En el patio de mi casa muchas flores tengo yo...
Donde cantan pajaritos que el señor me regalo... (Bis)
CORO
Así cantan los niñitos...
A E I O U...
Y los pajaritos...
Cu cucu cucuuu...
Cierto día que en mi casa había capturado un par de pajaritos arroceros, y por estar al corriente de la afición de mi tío por los pájaros, fui y se los vendí. El tío, tomándolos con delicadeza los encerró en una jaula, después de recibir mi pequeño botín que comprendía en dos monedas de veinticinco centavos de Colón me regrese a mi casa, al marcharme el tío los soltó y en pocos minutos los pájaros se hallaban de nuevo en libertad.
El tío tenía un gran corazón, de eso estoy más que seguro.
“Ni el aire hijo, ni el aire hay que robarle a la gente” le decía el tío a “Carlitos” mi primo que lleva exactamente su mismo nombre y es una copia exacta del físico del tío.
En cierta ocasión, el tío inicio una campaña de arborización de la capital, miles de arbolitos se plantaron en la ciudad con la ayuda de colegios, empresas, empleados públicos y municipales, soldados, etc.
Al finalizar el acto de inauguración de la gesta ecológica, el tío y su familia abordaron la camioneta Chevrolet. Como adueñados de un sitio, cada uno de mis primos tenían su puesto designado.
El tío encendió la gran camionetota, y al dar marcha atrás diviso al fondo la delgada figura de un arbolito en la parte trasera del largo vehículo. El tío extrañado pregunto.
— ¡Niños! ¿Que es eso que va a tras?... interrogo el tío, creyendo que era una nueva travesura de mis primos.
— ¡Es una plantita de aguacate! Le dijo la tía con un aire de despreocupación.
Inmediatamente el tío, sin decir palabra alguna, puso freno de mano, apago la marcha del motor de la camioneta, descendió del vehículo, saco el arbolito de la camioneta y lo coloco a la par de otros miles de arbolitos que allí esperaban a ser sembrados. Luego el tío se fue de paseo con su familia. En el camino el tío de forma amable y muy alegre le dijo a la tía.
—Mira hijita te voy a llevar a un vivero bien “chulo” en Cojutepeque, allí compramos un aguacate bonito y las plantas que querrás... la tía avergonzada no tuvo más remedio que aceptar la humilde enseñanza en el noble ofrecimiento del tío.
A su premisa que “Ni el aire hijo... ni el aire hay que robarle a la gente”, se sumaba también aquella frase que solo a él se la he escuchado. “El agua es de los niños no hay que desperdiciarla ni robarla”. Es una de las tantas enseñanzas que el tío nos daba a diario. Siempre llegó a su casa a las cinco y media de la tarde, nunca saturo su agenda de vida en reuniones extravagantes, su familia primero. Jamás acepto ni sobornos, ni costosos regalos por parte de personas que buscaron favores especiales de él.
El tío era insobornable.
Pero poco conocía al tío Carlos, en asuntos familiares era alegre y amoroso, bromista, le gustaba contar chistes y actuarlos, me hizo reír miles de veces, pero en asuntos de trabajo era otra cosa.
Una vez cuando me acercaba a los trece años, fui invitado a participar en un torneo local de baloncesto, por pocos meses no llenaba los requisitos para una inscripción legal en el equipo de la colonia “Los cangrejos en bicicleta”, así que con unos amigos decidimos visitar al tío Carlos, para ver si obteníamos de él un favor especial.
Llegamos en bus, la ruta 26 nos dejo cerca de la alcaldía y me anuncie en el despacho.
—Buenas... esta mi tío, le pregunte a una ocupada secretaria.
—El doctor esta reunido con el consejo, ¿quién lo busca?...
Me interrogo amablemente la señora, quien me envolvió con una tierna mirada, al tiempo que cogió un papel y un lapicero.
—Su sobrino Meme, le dije, con un aire de seguridad.
Apunto mi nombre y se marcho hacia la una puerta en la cual se leía un rotulo “Consejo Municipal – Sala de reuniones”.
—Ya le di su recado y ya lo va a recibir. Me dijo con una sonrisa en sus labios.
—Gracias le dije. Sin dejar de mirar entre la abertura de la puerta, a donde ya había divisado la figura del tío en plena reunión de consejo.
De pronto salió mi tío de la oficina, le vi serio, me miro a los ojos y me dijo.
— ¿Memito que haces aquí?... ¿y tu papá sabe a donde andas?...
—Es que fíjese tío..., apunte con un aire de inocencia.
—Que como nos han invitado a participar en un torneo de básquetbol y puesto que yo no cumplo con la edad, quisiera saber si usted, como es el alcalde, me puede agregar los meses que me faltan para llegar a la edad mínima y así poder jugar...
Mi tío Carlos sorprendido por la solicitud se me quedo viendo directamente a mis amigos y a mí en especial, me dijo veni... Y acto seguido me hizo entrar en su despacho privado, me sentó en un cómodo sillón, una foto del Ing. José Napoleón Duarte adornaba el fondo de su oficina, adonde abundaban títulos, diplomas y hasta un cuadro de un artista nacional, me vio directamente a los ojos y me explicó.
—Hijo eso que pedís no es correcto, es ilegal, yo no puedo engañar a la gente y ponerte la edad que tu pretendes, la gente va presa por eso que tu me estas pidiendo, eso se llama falsificar documentos...
Su voz y su mirada aunque severa en el fondo me demostraban preocupación y más que eso un profundo cariño hacia mí, su sobrino favorito.
—Esta bien tío, perdone yo no sabia eso, ya no lo vuelvo hacer—.
Mi tío me abrazo y prometió que si yo no volvía hacer algo malo lo mantendríamos en secreto y no se lo diría a mi padre, y así fue hasta la hora de su partida.
Salí del despacho apuradamente, ya en la calle afuera de la alcaldía mis amigos me interrogaron sobre la solicitud, y les dije.
— ¡No jodas!... Eso es delito, mi tío ya me iba a meter preso por culpa de ustedes ¡Cabrones! — les reclame encachimbado...
De esa manera me zafaba olímpicamente de mis “Cheros” y del tremendo compromiso de jugar con documentos falsificados, así era el tío Carlos sincero e insobornable, aún con los más allegados, con su ejemplo me educo, que es todo un ejemplo para la clase política de hoy en día.
Pero su tormentosa gestión municipal del periodo 72 - 74 llegaba a su final, mi tío pensando en un periodo más al frente de la alcaldía que le permitiría concluir algunos proyectos sociales a largo plazo que marchaban muy bien encaminados, pensando en la gente común anuncio sus intenciones de buscar un tercer periodo.
Napoleón Duarte quien ya había retornado de su exilio en Venezuela fue el primero en saberlo.
—Alo Napo te habla Carlos. El tío vía teléfono consultaría al máximo líder de la democracia cristiana.
—Alo ¿Carlos como estas?, Pregunto el Ing. Duarte.
—Fíjate que quiero reunirme con vos mañana a ver si tienes tiempo, y podes pasar por la alcaldía... le indico el tío.
—Bueno, como a las diez de la mañana puedo llegar. Apunto exactamente el líder demócrata cristiano.
— ¿Y de que se trata?, Le cuestiono Napoleón Duarte, como buen político viejo había captado el aroma a jugada política.
— ¡Mira Napo, yo a vos no te puedo mentir, ni ocultar nada!... — es por mi tercer periodo en la alcaldía—, le contesto finalmente el tío.
—Esta bueno me parece excelente idea... le contesto entono jovial y optimista el Ing. José Napoleón Duarte.
—Nos vemos mañana. Napo... — sentencio el tío.
—Hasta mañana Carlos. Ambos simultáneamente colgaron los auriculares.
En la ilusión de un nuevo periodo, el tío trazaba otra estrategia política, contemplando el tiempo que invertiría en su nuevo proyecto político, opto por estar más tiempo con su familia, tiempo que el tío sabía que “hasta los santos lo lloran”.
Llego la mañana siguiente, entre papeles y deberes el tío continuaba en su labor como alcalde capitalino, entre el mejor ajetreo de la mañana llego el Ing. José Napoleón Duarte, al despacho del tío, sin anunciarse paso hacia donde el tío aguardaba, el tío sabía que Napoleón Duarte era un hombre cumplido y puntual. Llamo a la puerta y saludo.
— ¡Ton Ton!.. ¿Hola Carlitos, como estas?... y buscando el abrazo saludo al tío quien de igual forma saludo a su compañero y amigo.
— ¡Y Bueno Carlos y que has pensado hacer, entonces!... Duarte, soltó el primer balonazo del juego político.
— Hay algunos miembros del partido que también se quieren proclamar candidatos a la alcaldía de San Salvador, así como vos...
—Mira Napoleón, a mí me a costado mucho llegar hasta aquí... déjenme terminar los tres periodos que la ley permite y al igual que vos, tendremos dos aspirantes al estrado de gobierno, dos con tres periodos cada uno en la alcaldía, esa gran escuela nos darán la fuerza y la popularidad para poder lanzarnos... y ganar.
—No seré yo el que de ese dictamen debe de ser el pleno de la mayoría del partido, así que dejemos a disposición del quórum en la próxima asamblea ó reunión, fijemos una fecha, y elijamos...
Así lo dispuso el supuesto hombre fuerte del partido demócrata cristiano. Y casi fue así...
Entre tanto el tío y sus obligaciones eran el verdadero obstáculo para acercarse lo suficiente al partido y sus laberintos que sólo tenían como única salida los intereses particulares de los otros “Pescado” que desde ya, al ver el paraíso político que supuestamente se venia, reclamaban anticipadamente su cuota de poder interno en el PDC.
Entre antagonismos, envidias, disconformidades, desazones, complots, cepos, discrepancias, etc. A donde llegaron a prosperar incluso los rencores más adentrados en sus negros sentimientos instaurados en sus medulas espinales, que florecieron entre las innumerables trampas que el tío sorteo para llegar al consenso demócrata.
A un mes de abrirse las elecciones para alcaldes en el país, en la famosa pecera verde el tío propuso su candidatura, esta vez más verde que antes, sin alianzas, ni coaliciones, a ritmo de pura democracia, así intentarían restaurarse un ciclo más en la municipalidad de San Salvador, la mayoría de las bases presentes aceptaron el plan del tío, y lo apoyaron, pero en las altas esferas del partido. Voces disonantes que emitían su malestar por la tremenda simpatía alcanzada por el tío Carlos.
— ¡No me gusta para nada la popularidad de Herrera Rebollo!, Le dijo un alto dirigente con faz de vampiro gigante y voz ronca a su par, que era otro dirigente también verde demócrata.
— ¡Lo mismo digo yo!... exclamo molesto, el otro dirigente “Pelón” y con cara de pícaro, que aspiraba a mas en el partido.
—Nosotros ponemos el pisto y él tiene los mejores puestos, ve que ¡Vergón!, Se quejo el demócrata con voz y forma de Vampiro gigante. El comentario era aceptable.
Ya que a dicho personaje de la democracia cristiana le salía onerosa su militancia en el partido, dado que cada campaña presidencial y de diputados, su aporte de 100.000.00 Colones a la campaña le significaba un puesto seguro, el primer puesto de diputado del departamento de San Salvador, ¡vaya Puestazo!. El otro dirigente con poco pelo y cara de pícaro también añoraba con sentarse en el banco presidencial. Pero necesitaba por obligación la escuela que el banco edilicio significaba, y allí aprendería, según él, poder satisfacer sus más profundos y perversos deseos, como el de crearse y edificarse un monumento a su gestión, o el que heredaría a la ciudad capital el eterno desorden con su original “Peatonal al estilo europeo”.
El tío fue citado por la alta dirigencia del partido a una reunión a donde se realizarían las primarias, en una decisión democrática, abierta. Llego el día, entre una pre-campaña ya lanzada por el puesto a alcalde, el tío fue referido por la cúpula de la democracia cristiana a la casa verde, el ultimo día de enero de 1979, allí se decidiría quien seria el próximo candidato del PDC.
Miles de correligionarios se agruparon en las inmediaciones de la casa verde, allí por la calle Arce, que fue invadida, la vía fue declarada intransitable por la Policía Nacional, el sitio fue acordonado.
Dos de la tarde; uno a uno los actores fueron llegando, pero fueron pocos los altos dirigentes democristianos que se hicieron presentes. Uno a uno el público espectador les fue recibiendo, algunos como el tío lo ovacionaron a otros que solo llegaron y se retiraron ante los abucheos.
Allí entre sus amigos y cuerpo electoral el tío departió, la espera se hizo larga. Tan larga, que nunca llegaron, ante la gran convocatoria por parte de la popularidad del tío, los altos dirigentes democristianos habían huido horrorizados, y se marcharon en silencio a otro lugar a donde ejecutaron su complot contra el doctor Carlos Antonio Herrera Rebollo.
En algún lugar de San Salvador, dicen que allí por la 29 calle en la casa del publicista Antonio Díaz. José Napoleón Duarte, Abraham Rodríguez, José Antonio Morales Erlich, Adolfo Rey Prendes, el Coronel Ernesto Claramount, Mario Zamora Rivas y otros dirigentes de menor rango y segundones, se aglomeraron; Y entre la queja de que el gran numero de gente en la sede del partido iba a afectar en la decisión “democrática” de los asambleístas, estos habían decidido irse a reunir a otro lado. A todos invitaron... menos el tío Carlos.
— ¡Cuanta gente había allí en la sede del partido!... se quejo uno de los antes mencinados...
— ¡No se podíamos tomar una decisión así, con esa presión!... detallo otro de ellos...
— ¿Pero falta Herrera Rebollo? — dijo Duarte... extrañado.
—Creo que podemos decidir entre nosotros, dijo uno de los mas emblemáticos políticos del partido. Habemos suficientes.
—Si... y si traíamos al doctor Rebollo, la gente se hubiera venido para acá, y el problema persistiría, no podríamos votar en paz... dijo sarcásticamente otro…
—Bueno iniciemos la sesión, que el secretario tome nota, dijo Duarte.
—Yo diría... continuo diciendo José Napoleón Duarte, a los asambleístas presentes.
—Que le diéramos una nueva oportunidad a Rebollo de llegar a la alcaldía, con el ganaríamos mucho, y prepararíamos al partido para una formula ganadora...
El plan de Duarte era comunal y realista, nadie en el partido tenía el abolengo del tío, ni la solvencia moral mucho menos para enfrentarlo.
Pero la vieja guardia de dirigentes verdes tenía planeada una estrategia cobarde, y cuestionaron al líder demócrata, primero intentaron convencerlo en lo económico.
—Es que Rebollo debe unas cuotas, se ha atrasado en su membresía al partido y eso lo elimina automáticamente para lanzar su candidatura, dijo quien al final resulto electo candidaro a alcalde por el PDC, vaya coincidencia.
—Pero eso no es problema— reprocho Duarte, —El se pondrá al día con lo que debe, démosle “chance”. Agrego Duarte como queriendo salvar al tío de la situación.
—Mira Napoleón eso de lo económico no es problema, el verdadero problema es de liderazgo, le dijo uno de los presentes...
Duarte pregunto…
— Y entonces cual es el problema...
—Es que si dejamos que Herrera Rebollo (dijo un emblemático político), llegue a un tercer periodo, vamos a tener entre los lideres internos a dos candidatos con tres periodos cada uno... es él y vos... Uno de ellos había atrapado a Duarte en su peor debilidad, su ego.
—Y después para las elecciones presidenciales vamos a tener dos líderes y tendremos que elegir entre él y vos...
— ¿Y nosotros no queremos tener que llegar a ese extremo?... Sentencio finalmente el ungido. El mismo que había visitado en Miami al tío Carlos.
Duarte ya confundido entre la trama de su ego, pidió al grueso de la asistencia, que eligieran al postulante propicio para lanzarlo como candidato a alcalde en lugar del ya eliminado Dr. Carlos Antonio Herrera Rebollo.
Duarte declina a participar en la votación interna, porque en el fondo no estaba de acuerdo con la cúpula verde, y de esta forma se lavaba las manos a lo Poncius Pilatos.
Rápidamente eligieron al más “optimo” de sus candidatos, y adivinen quien gano, ni más ni menos que el Dr. José Antonio Morales Erlich, la estratagema de “Divide y vencerás” le había dado resultado fabulosos al calvo dirigente Demócrata cristiano, la frase de “La traición a Rebollo” se hizo famosa desde ese momento en el tildado político.
Tras una larga y prolongada espera el tío abandono la casa verde y se retiro a su hogar, en sus adentros él sabía que algo andaba mal, al llegar a su residencia trató de comunicarse con Napoleón Duarte y otros dirigentes demócrata cristianos en busca de una explicación a lo ocurrido esa tarde, pero fue imposible (No existían los teléfonos celulares aún), la noche cerró con el putrefacto olor a ingratitud verde
Ante la gran zancadilla que propicio el tropezón político del tío en su camino hacia su tercer periodo. El tío finalizo su gestión edilicia. Atendió los un mil deberes que un alcalde tiene con su pueblo, y como Demócrata Cristiano espoleo la elección de su partido, incluso apoyo en su camino a la alcaldía municipal de San Salvador a José Antonio Morales Erlich el ungido por la cúpula verde, para que la alcaldia y el partido no cayeran en manos rojas, pero al final cayo, y se diluyo el sueño Demócrata y Cristiano, el tío a pesar de la “Traición” colaboró con el PDC. Fue una campaña dura, intensa, indeseable, el tío poco a poco se fue diluyendo entre los pasillos de nuestra política, y su nombre fue también olvidado, 1974 esas elecciones la gano Morales Erlich, al frente de la socialista Unión Nacional Opositora, la coalición entre le PDC y los comunistas alejaron por completo al tío del partido verde.
Como alcalde saliente. El tío entrego la vara edilicia a quien toda la vida fue uno de sus peores adversarios político al interior de la democracia cristiana. Desde ese día el tío Carlos Antonio Herrera Rebollo se retiro de la política activa, se declaro “Cristiano y Demócrata”, ya no era “Demócrata Cristiano”, aunque nunca se retiro del partido de forma oficial. Se dedico a su profesión de doctorado en leyes, a su guitarra y a su familia.
“Toño” Morales Erlich realizo en su gestión, al final de su periodo edilicio en 1976, la municipalidad de San Salvador estaba insolvente y sus calles llenas de basura, legó a nuestra antes hermosa capital un torbellino desordenado de ventas en el centro capitalino, afectando el trafico vehicular, el ornato y la seguridad misma de los citadinos.
El tiempo continuo su imparable compás, pasaron los meses, antes del mundial de Alemania 74´ llego la televisión a colores, el tío ya tenia un receptor a colores que había traído de México, así que nunca nos perdíamos las pruebas de señal que el canal seis de televisión lanzaba al aire. Ahora mi memoria me lleva tiempo a tras, a través de los años, gráficamente guardo en el recuerdo cuando el color gris, el color blanco y el color negro, fueron suplantados por las barras verticales de los 7 colores y las misceláneas coloraciones en la recién inaugurada pantalla chica.
La novela mexicana “Los hermanos coraje” producida y filmada en la ciudad de Puebla y sus alrededores, fue la primera drama televisiva trasmitida en nuestro país que pudo apreciarse a colores. Con los ahorros compro un terreno a segunda fila en la playa “Sihuapilapa”, un rotulo desvencijado en el que se podía leer “Lotificación Verde Mar” nos advierte la primera ves la entrada, así como “Verde mar” se conoció en sus inicios, con el correr del tiempo a adoptado otro nombre, hoy en día se llama “Playa Dorada”.
Con dos manzanas de extensión una piscina pequeña, tres glorietas y una modesta casita; las estadías en el terrenito también fomentaron y significaron la unión de la familia, como perderse las esperadas “Pokereadas” con la abuela “Mina” y el “Tío Chus” en las interminables y eternas noches de playa.
Las salidas imborrables en lo más oscuro de la noche, a donde las fogatas y la guitarra del tío adornaban y complementaban la belleza del lugar. En el plenilunio era común vernos correr en la playa.
Con mis primos, primas y hermanos jugábamos con las lámparas en mano bajo un manto de miles de estrellas que titiritaban ininterrumpidamente en el infinito espacio, al sureste del cristalino firmamento. La vía Láctea nos señalaba el rumbo sobre el extraño camino de Santiago Compostela o “Campo de estrellas”, inmortalizado por el escritor Paulo Coelho en su libro “EL PEREGRINO”.
La vasta inmensidad del universo nos despertaron el interés por lo extraño y lo desconocido, las experiencias vividas nos hacían inventar y contarnos historias que en ninguna época ocurrieron, solo en nuestras mentes. La escapatoria a la nada, adonde linterna en mano nos aventuramos en las intrépidas “Tortugueadas” y cangrejeadas en todo el largo litoral de la playa hasta llegar al estero de la “Barra salada”, aun traen a mi recuerdo los nombres de mis primos, Tito, Néstor, Marimina, la tía Esperancita Rebollo y el tío Chamba Herrera y sus hijos Esperanza, Carlos y Héctor Hugo Herrera. El primo Rafael Herrera, El tío Felipe y la tía Bertita, la tía Angélica, el tío Alfredo y la tía cristinita, mi tía Tinita que vive en Alaska, el primo Alfredo (Pinocho) y su lindísima hermana Cristina.
Sin olvidarnos por supuesto del ya desaparecido, del más libre he introvertido de los Rebollo, el primo Oscar Armando Rebollo (QDDG), el famoso “Blues”, quien llamaba al tío Carlos con el mote de “El Astralisimo” por ser tan buena onda con nosotros como sobrinos. El tío Carlos siempre nos quiso y nos apoyo. Aunque fuéramos los más locos de la familia Herrera Rebollo.
El tío cuidadosamente daba mantenimiento a la piscina, a la cisterna y a la bomba eléctrica que también figuraba entre los principales artefactos domésticos rudimentarios que hacían más placentero la estadía, ya sea durante Semana Santa o vacaciones de agosto el tío cuidaba celosamente de nosotros.
Los Cocoteros, marañones amarillos, morados y rojos, caimitos, icacos, zapotes, aguacates, tamarindo, sin olvidar las siete variedades de mangos; convertían el terrenito en un pequeño vergel durante todas las épocas del año. Culebras, Garrobos, iguanas verdes, sapos, ranas, lagartijas y pájaros de todas las variedades conformaban la fauna local.
En invierno sembraban arroz en la parte pantanosa del terreno, allí con los primos Carlitos y Tito (el abominable hombre de la colonia Montserrat), capturábamos, cangrejos de río, camarones y peces plateados. También se unían a la caza los sapos y las palomas de castilla que convertidas en plaga devoraban los cultivos de maíz, sorgo, arroz y legumbres de la zona.
Así. El tío logro recuperar el tiempo perdido en la política y dedicarse más a su familia, todo lo relacionado a la democracia cristiana fue borrado de su residencia, incluso el tío Modesto se cambio de partido, del verde se paso al azul de las manitas y de allí apoyó incondicionalmente al General Medrano.
Cuentan mis ancestro que en la mitad de la década de los sesentas, un día que el tío Modesto se encontraba pululando y hablando de política en las calles cercanas a la colonia Guatemala, lugar a donde él vivía, fue capturado por una pareja de corpulentos agentes de la guardia nacional, de aquellos que con solo dos de esos era posible cerrar un carnaval. Se llevaron al tío por “Bolo Escandaloso y político”.
Fue conducido al cuartel general de la guardia a inmediaciones de la colonia Atlacat justamente donde inicia la carretera de la troncal del norte.
Por insubordinar el orden con el agravante de ser un reconocido activista del PDC y político de cepa verde, fue conducido con el grupo de “Bolos políticos” hasta la misma efigie emblemática del Chele Medrano. Quien los interrogo.
Ante la singular y casi religioso saludo militar, un guardia que bien media 1.90 metros de altura, deslumbraba su ajustado traje verde olivo y sus infaltables polainas. Un gallito amarillo encerrado en un círculo rojo adornaba el lado derecho de su casco. Ante el gran jefe. Dio el parte diario.
—Mi General aquí le traemos a un grupo de civiles, bolos y relajos que capturamos en la colonia Guatemala señor... apuntó el guardia de mayor rango.
—A ver que me han traído ahora... dijo el gran héroe de las cien horas.
Y encorvándose para observar más de cerca, le atrajo un aire familiar, un “no se que”, al ver la flácida figura del tío Modesto. El General conocido por su fuerte carácter pidió uno
A uno que se presentaran y dijeran en voz alta su nombre.
—¡Bueno... ustedes vagos holgazanes, de derecha a izquierda un paso al frente y griten su nombre y apellido!.
Cada uno empezó a gritar su nombre, a quienes se les olvidaba dar el paso al frente era movido por una tremenda patada en el trasero por un corpulento guardia nacional.
—Luis Pérez mi General, grito el primero.
— ¡No me diga mi General animal que no soy suyo! Le grito el “Chele Medrano” encrespado casi al borde de la furia.
— ¡Cabo zámpele una patada a este ordinario civilón chuco!... grito molesto el Chele Medrano.
— ¡Quién sigue!... grito el General.
— ¡Juan González!... General...
— ¿Y a vos por que te trajeron aquí estos ingratos hijito lindo? —pregunto en un tono suave el General Medrano.
—No se General, y fíjese General Medrano que yo soy menor de edad... acoto el joven, como intentando persuadir al zorro oficial.
—Hay pobrecito... dijo Medrano. —que jodida te han pegado estas babosos ¿verdad?... Sondeo el General Medrano.
Pero de pronto cambiando el tono y su rostro, el viejo General azoro al pobre detenido con un tremendo grito...
— ¡Pobre bolo cabrón!.. ¿Pero para chupar no tenes edad verdad? ¡Hijo de puta!... y le metió un coscorrón en la cabeza cabizbaja del jovenzuelo, quien resignado aguantaba todo tipo de improperios desde su captura.
—El que sigue— grito.
—Roberto López... General...
—Vos tenes cara de vivo— dijo Medrano revisándolo de pies a cabeza...
—¿Y vos como te puso el cura?, Pregunto el Chele.
—Melquíades Caledonio Chiquillo... General...
— ¡Puta a vos si te jodieron hermano!... te perdono. Déjenlo libre...
Un gigantesco guardia nacional lo saca literalmente de dos patadas de la escena, la absolución y ansiada libertad también tenía su precio.
Así los detenidos uno a uno se fueron presentados, a falta de un reo llego la hora de mi pariente.
—Cual es su nombre bachiller le pregunto “El Chele” Medrano al penúltimo detenido.
—Carlos Castro... General...
—Y vos “bicho” que sos de la Anita Castro... interrogo el General Medrano.
—Nada mi General...
—A pues zámpenlo preso... grito el temático militar.
—Y vos seco, como te llamas... — Cuestiono en tono severo y sin quitarle la mirada de encima al pobre tío.
—Modesto Rebollo General...
El último de los detenidos que se presento fue el tío modesto. Los ojos del General Medrano fulguraron al oír el nombre de mi tío Modesto, se levanto de su cátedra y le vio fijamente, el tío “Se chiveó”, al verse reflejado en la mira del legendario y cruel militar.
—Llévenselos a todos, péguenles una vergueadita y los meten a la bartolina, mañana cuando se les pase la “talega que andan”... los dejan ir. “El Chele Medrano” había hablado.
Un guardia guió a todos los bolos hacia el área de las celdas, a donde una serie de profesionales verdugos los esperaban. Pero antes que el grupo saliera de la oficina del “Chele Medrano”, el General rompe la fila, y con un grito interrumpe el cortejo de cautivos.
—Llévenselos a todos...menos a ese flaco... exclamó Medrano desde el interior de su oficina.
Un guardia mal encarado saco de la fila al tío Modesto y lo condujo hasta la presencia del máximo líder de la ya extinta Guardia Nacional, la benemérita.
Ante la elegante figura del General Medrano, el tío bolo-engomado bajó a todos los Santos en ese momento.
—Fíjate que cuando vi que en el parte apareció tu apellido, me dije... —¿Ve aquí viene un Rebollo, a ver quien putas será?...
—Y ahora mismo descubro que sos vos... seco cabrón...
El tío en silencio y temiendo lo peor, esperó su condena.
—Vos sos el mismo que anda “jodiendo” con esos benditos pescado, pintado aceras desde que inicio ese partiducho político en 1960, vos anduviste en las noches cuando aparecieron un montón de pescados blancos pintados por todos lados ¿verdad?... le increpo el generalísimo Medrano.
El tío atemorizado se mantuvo en silencio, creyó que iba a pasar a mejor vida... y de hecho eso sucedió...
—Yo conocí a tu papá... Él me ayudo desinteresadamente en unos escrito cuando fui cadete, nunca pude pagarle en vida, era buena gente tu viejo...
—Fuimos buenos amigos, le llore cuando murió... Fue un golpe duro para mi corazón.
Las palabras del legendario militar parecían sinceras. En ese mismo instante el tío vio reflejado en los ojos del General Medrano, la misma mirada de su padre, el bueno, el bohemio el cariñoso Modesto Rebollo Monterrosa, estaba allí en esos momentos, el tío no comprendía como aquel duro General, ahora se encontraba al borde de las lagrimas.
—Mira seco. Le dijo — No “perdas” más el tiempo en esas mierdas de la política...
— ¡Mejor echemos un vergazo veni! ...
El tío Modesto no salía de su asombro, y aceptando la invitación del General, se quito la goma y siguió de parranda ahora con el General Medrano. Esa fue la primera de muchas reuniones que fulminaron con una gran amistad entre el tío Modesto y el general, entre los logros del tío y “El Chele Medrano” están: Una guerra contra Honduras, un disco en acetato con la música de un mariachi, aun recuerdo el coro de la canción.
Hay mi General....
Mi General...
Cuando vendrás...
Otra vez a ese combate para que vuelvas a triunfar...
Hay mi General... mi General...
Sin olvidar las sesiones espiritistas que el tío guiaba, los entre dichos fenómenos parasicológicos en los que el general Medrano creía. Algunas de estas reuniones se realizaron en mi casa, en mi cuarto.
Luego del paso del Morales Erlich por la alcaldía, puesto que le quedo grande, llego la hora de ungido Fito Rey Prendes, alias “El Rey Zope”, como fue bautizado por el pueblo. Fue alcalde de dedazo en 1978 y después diputado, se lucio en el gabinete de José Napoleón Duarte, y siempre lo recordare como uno de los políticos que esquilmaron el país con una larga sombra de actos de corrupción.
Hubo quienes se alivianaron con la guerra, al final con la gran mentira del “Perdón y olvido” se lavaron muchos de los robos y pecados escritos con sangre inocente, es por ello que mucho asesinos aún andan sueltos, ex guerrilleros fratricidas que hoy son distinguidos diputados y están refugiados en el congreso de nuestro país, impunes ante las leyes, y hay quienes hoy son artistas, ecólogos, alcaldes, y “Analistas políticos”, tristes personajes públicos actores de la más oscura de las paginas históricas de este país.
En cierta oportunidad el embajador de los Estados Unidos invito al tío a un almuerzo, el tío mantenía excelentes relaciones con los norteamericanos.
—Doctor Herrera... la situación del país es difícil, aquí la única salida va ser un conflicto militar. Le explico el embajador gringo.
— ¡Van a ver cambios obligados en el país! Y mucha violencia, el embajador norteamericano se adelantaba a los hechos.
—¿Y a usted que tal le caería ser el presidente de El Salvador Doctor Herrera Rebollo?. Interrogo el representante norteamericano.
—Si me gustaría, — dijo el tío. Casi sin inmutarse.
—Como político tras eso voy... el tío reconoció su camino.
— ¡Eso sí señor embajador!...
— ¡Elegido por el pueblo!... Así concluyo su exposición el doctor Herrera Rebollo durante el almuerzo.
Retirado parcialmente de la política, el tío observaba de lejos los acontecimientos, que se venían, ya que En 1977, la UNO llevó como candidato presidencial al Coronel retirado Ernesto Claramount, junto con Antonio Morales Erlich para la vicepresidencia contra un fortalecido General Carlos Humberto Romero y el doctor Nicolás Astacio, la carrera por la silla presidencial iniciaba de nuevo, pero ahora eran dos militares uno activo y otro en el retiro los que intentarían sentase en la butaca presidencial.
La pinta y pega aparecen otra vez en las calles, nuevamente las aceras, árboles, postes, piedras y paredes del gran San Salvador son saturadas de publicidad, papel y engrudo. Otra vez los spot televisivos llenan las pantallas chicas con los mensajes políticos y hasta no políticos, un partido Demócrata cristiano que se perfilaba como ganador, trabo lió contra el PCN y sus desperfectos.
Como un cuadrilátero que abarcaba todo el país, la campaña se baso más que todo en señalamientos personales y en pocas ocasiones se dieron detalles concretos de una verdadera plataforma de gobierno.
Pasaron los días de campaña y llego el “día D”, desde La Unión hasta Ahuchapán, las elecciones se realizaron bajo una gran presión social, el Concejo Central de Elecciones (CCE), era el ente colegiado y encargado de los resultados de los comicios, abrió las urnas desde las 5:00 AM, las interminables colas apostadas en todo lo largo de los principales centros de votación proponían unos comicios reñidos, la campaña política fue cerrada, nadie a ciencia cierta sabia quien se anotaría el triunfo, ambos candidatos anunciaron que ganarían abrumadoramente, pero en las urnas se definiría el futro de nuestro país.
Nuevamente el traslado del material electoral fue dudosamente custodiado y transportado, tanto el PCN y el PDC habían anunciado anticipadamente el fraude en las elecciones presidenciales.
El recuperar el material electoras desde cada uno de los municipios incluyendo los más recónditos distritos y las importantes cabeceras departamentales no era nada fácil, el llevar todo el paquete hasta el CCE era una labor titánica para los observadores y vigilantes de las urnas.
Llego la hora del cierre de urnas y colegios electorales, y el conteo de los votos, entre el acarreo de cientos de cajas y bolsas con papeletas, los magistrados de CCE iniciaron el delicado proceso electoral en su parte administrativa, la parte logística que abarcaba el traslado y la verificación de los datos de procedencia se realizaba rápidamente, camiones, soldados y personal de la Institución castrense trabajaban arduamente en las labores de trasporte y carga.
Pese a todas las protestas anticipadas y los gritos de furia de sus adversarios, el general Carlos Humberto Romero el reconocido líder chalateco fue declarado ganador de los comicios presidenciales ante un gigantesco y supuesto fraude electoral.
Pero la inconformidad debido a los resultados de los comicios, propició fuertes protestas populares que denunciaron el supuesto fraude, tras varios días de reproches en la Plaza Libertad, la manifestación de inconformes fue reprimida violentamente por los cuerpos de seguridad el 28 de febrero de 1977.
Debido a esa revuelta social surgen las desventuradas “Ligas Populares 28 de Febrero”, mancomunadas al Ejército Revolucionario del Pueblo ERP, grupúsculo conformado desde 1972 por jóvenes democristianos radicalizados, en otras filas subversivas militaban también los hijos de José Antonio Morales Erlich, los Morales Carbonel.
Nuevamente la diáspora política del PDC se disemina por variados rumbos del mundo, el PCN continuaba en la presidencia. Los militares una vez más se aferrarían al poder durante los cinco próximos años, el país marchaba sobre una dictadura y una naciente economía. “El líder” Romero inicia la selección de los ministros y sus responsabilidades. Muchos de los ministerios fueron militarizados parcialmente y la disciplina que se implemento rebalsó el gabinete de gobierno. Los militares mandaban, y así entre cambios estratégicos y de política pecenista, sorpresivamente el Líder chalateco convoco al tío Carlos para una reunión de trabajo, el tío medito durante algunos días, una mañana se hizo presente ante el General Carlos Humberto Romero.
Arribo en la ya descrita camioneta Chevrolet dorada a las instalaciones de la casa presidencial, en las inmediaciones del cuartel Zapote en el barrio San Jacinto. Un soldado provisto de una singular boina azul y elegantemente equipado le recibió.
— Buenos días... Saludo el tío.
— Soy el doctor Herrera Rebollo y vengo a una reunión de trabajo con el señor presidente el General Carlos Humberto Romero. Expreso el tío Carlos.
Después de revisar minuciosamente una lista de espera, el soldado dio luz verde para ingresar, el color grisáceo de la casa presidencial contrastaba con los pilones y los corredores, delicadamente decorado con ladrillo blanco y negro en su destellante piso, el repello o fachada de la casa de la misma manera dejaba entre ver los detalles en relieve de toscas formas geométricas entrelazadas caprichosamente.
Los amplios salones a donde la dinastía y los gobernantes de las épocas pasadas celebraron sus tremendos bacanales y fiestas de gala, estaban adornados con gigantescos y coloridos cuadros.
Frescos y oleos allí colgados, postraban sus muros a la flor de la acuarela y al arte rupestre, que ordenadamente se extendían entre sus sólidas edificaciones, tanto en las paredes y techos el arte estaba presente.
Los grandes momentos históricos de El Salvador, como el grito de independencia, los monolitos o cuadros de los perfiles de cada prócer centroamericano, la abolición de la esclavitud por el Capitán General Gerardo Barrios, a donde se mostraba la posición nada honorífica de un pobre esclavo perpetuamente hincado, ante el aristocrático militar, quien, lucia peripuesto envestido con una distinguida gala de colores y telas lujosas, la figura del capitán General Gerardo Barrios sobresalía entre el fuerte azul y los ribetes dorados de su elegante uniforme de campaña.
Guiado por un administrativo de la “Casona presidencial”, el tío es conducido hasta la oficina del presidente, en ella el general Romero lo espera. Sin espera un segundo el Líder recibe al tío.
—Doctor Rebollo, muchas gracias por atender nuestro llamado, el líder se mostraba sincero.
—Fíjese el gran relajo que han armado los pescado, añadió desairado el general chalateco.
— ¡Joden! Por instaurar una institucionalidad, y son los primeros en violarla, y lo peor, es que arman el gran relajo y sus lideres se marchan al extranjero. Agrego el General Carlos Humberto Romero.
El tío en silencio, examinaba la situación. Al ver la reacción del tío Carlos, el líder cambio de tema.
— Pero mejor hablemos de cosas buenas... dijo apurado el General Romero.
—Doctor nosotros a usted lo hemos evaluado como alguien que puede ayudar al país por medio de nuestro partido.
— ¡Vengase con nosotros! Usted es un buen elemento, yo mismo lo apadrinare y lo haré llegar lejos con el PCN.
Una vez más el tío era sorprendido con el ir y venir de los cambios políticos, el creyó siempre que su futuro y final político debería de ser entre la democracia y Dios, que las diferencias entre sus colegas verdes eran ciclos superables de liderazgo al interior del PDC.
—Doctor su capacidad en uno de los ministerios de mi gabinete podría ayudar al engrandecimiento de este país, el líder tentaba otra vez al tío.
—General con todo respeto debo decirle que esa decisión debo de estudiarla más, no estoy solo en este mundo, debo escuchar a mi esposa y a mis hijos incluso para yo poder tomar una decisión de esa magnitud.
El tío aún era fiel con aquellos que en pasado lo habían traicionado.
—Esta bien doctor tómese su tiempo, lo espero hasta el uno de julio que recibiré mi investidura como presidente de este país...
—Ojala después no sea demasiado tarde, acuérdese doctor que las oportunidades son únicas... y pasan tan rápido que después uno no las puede alcanzar... Pero lo esperare.
Su puso de pie en un impulso enérgico y dándole un fuerte apretón de mano el presidente electo de la republica se despidió del tío. Antes que el tío abandonara la elegante oficina del aún entonces ministro de defensa, este le dijo.
— ¡Carlitos!, Sin pretensiones políticas, ¡Trabaja conmigo hombre!... ¡No importa el partido vaya!... pero acepta mi propuesta, hágame saber la suya y platicamos. Le recomendó el líder.
El tío abandonó la casa presidencial y se dirigió al parqueo, con más dudas que respuestas y pensando en la solicitud del presidente electo, abordó su vehículo y se marcho a su oficina particular para atender algunos de los casos que el cubría con su labor de doctor en derecho.
Ligó y enlazo a muchas parejas de novios que hoy en día me muestran las fotos que en su mayoría son en blanco y negro, en sus recuerdos he visto innumerables jóvenes matrimonios unir sus lazos de amor. En dichas instantáneas, los tonos grises combinados con los matices negros y los destellantes pigmentos blancos hacen del recuerdo de sus bodas, la perpetua luna de miel plasmada entre el carbón de los químicos y el nitrato de plata que solo el tiempo podrá borrar del papel.
La decisión era difícil de tomar, el tío aunque oficialmente nunca se desligo como militante del PDC, su obvia ausencia desde la campaña en la que ayudo a ganar a Morales Erlich en la alcaldía en 1974, anunciaba un tipo de auto exilio de la democracia cristiana latente. Pero más que eso, al tío le preocupaba el cambio de imagen y de partido, la censura y el juicio publico, el veredicto del pueblo más que la opinión de unos cuantos políticos fracasados; quienes en un pacto de cobardes acordaron no mencionar o hablar de la figura triunfalista y emblemática del Dr. Carlos Antonio Herrera Rebollo y su corta pero triunfal marcha que solo ellos pudieron vencer al interior del PDC. Al tío nunca lo vencieron en lo político, fueron las intrigas, el antagonismo, el egoísmo y la traición quienes lo vencieron fuera de las urnas.
Los días pasaban, el tío no se animaba a dar una respuesta, y se acerco a su consultor y asesor numero uno que era su primo Meme o sea ¡mi padre!...
Una tarde de sábado, mi padre con el tío departían un fin de semana en Sihuapilapa, entre el frescor de la gran arboleda el tío le contó a mi padre sobre la propuesta que el líder chalateco le había ofrecido.
Mi tata le aconsejo que atendiera el llamado, que si en verdad la patria lo necesitaba no importaba a donde Dios lo pusiera.
—Miré primo acuérdese que aquellos lo abandonaron de una forma bien desleal, le recordó mi padre.
—Yo voy a atender el llamado del General... — Pero le impondré algunas condiciones, si las acepta Vergón, si no sigo como estoy...
—Jamás voy a renunciar a ser CRISTIANO Y DEMÓCRATA, aunque yo no sea demócrata cristiano en el sentido de la palabra.
—El lunes en la mañana le solicitare una cita, para ver si me reúno con él en la tarde, para plantearle mi proyecto.
—Haber si quiere, le dijo mi papá, además nada vas a perder con probar.
De nuevo el tío tenia un derrotero político, aunque el cambio de partido le atemorizaba, el hecho de buscar un puesto de trabajo a donde rebuscaría ayudar siempre a los más desvalidos le animaba a seguir en el mundo fosco de la política.
—Mira Carlos puede ser peligroso, por allí dicen que hay un grupo de gente armándose... y los ministros, los alcaldes al igual que los diputados van a ser objetivos militares.
— ¡Puede haber peligro, si estalla la revolución y si el pueblo es el que me va a ajusticiar, que sea mi pueblo pues!... aclaro valientemente el tío Carlos a mi padre.
—Será mi pueblo— repitió el tío Carlos casi en silencio... como complementando la hipótesis de mi padre.
—Todo tiene su precio en esta vida, yo sé lo que busco, por eso me arriesgo, por que quiero un mejor país, un país libre, democrático pero más que todo libre, un país adonde los niños estudien en las escuelitas, un país de ríos limpios, de empresarios que compartan con los necesitados.
—Por que como dice un filósofo político catalogado por muchos como el padre de la democracia capitalista: Adams Smith... dijo con un aire de libertad.
—Adams Smith o padre de la teoría capitalista... habla que el capitalismo no es malo, que permite al humano superarse y vivir en sociedades armoniosas y progresistas, lo malo son los capitalistas que acapara y se niegan a compartir las ganancias con el pueblo necesitado...
—Lo mismo dice de la empresa privada, que es necesaria en nuestros países, la industrialización lleva al desarrollo de los pueblos, lo malo son los empresarios voraces que someten a la pobreza a la gente que se ve oprimida económicamente por el capital de consumo, confinándolos en la miseria extrema, yo he atendido y vivido de cerca muchos de esos casos en mi gestión, primo. Contó el tío.
—Todo tiene un precio, y un balance. Debe alcanzar para todos... no solo para unos pocos. Culmina su discurso el tío. Mi padre ya roncaba, un silencio acompaño sus últimas oraciones.
—Bueno durmámonos mañana será otro día...
Y apagando el sistema eléctrico de la glorieta continúa a la pequeña casa de mar, el silencio dio paso al celestial mundo de los sueños.
Los mosquitos zumbando acompañaron junto al arrullo de las olas la quimera de lo imaginable, un nutrido coro de batracios solicitando la presencia de su amada acompañaba con sus ronroneos los sonidos de la noche, en el cielo la larga estela cósmica de una estrella fugas marca la semifusa de los ritmos de aquella sinfonía natural. El viento arrastrando la hojarasca caída durante el día, se suma a los movimientos secundarios de los tonos a rítmicos que acompañan la gran Opera nativa. La playa de Sihuapilapa ubicada a 96 Km. De la capital en el departamento de Sonsonate significaba el refugio silvestre del tío. Allí su vida trascurría sin problemas, entre la vida de los lugareños, don Virgilio y Rafa-Mar (QDDG), personajes de la franja costera de la zona, eran los encargado de vigilar el terreno de la familia Herrera Rebollo.
El amanecer en dicha playa eran divino y estimulante, único podría decir, hubo tiempos que después de una tempestad nocturna venia la calma, el azul del cielo y la frescura del ambiente anunciaban anticipadamente la salida del sol, algo que favorecía para vivir los amaneceres más bellos que he presenciado en mi existencia, al final de la tarde.
¡Que decir! De las coloridas puestas del sol y sus eternos celajes, que tiñendo el cielo de un anaranjado fuerte que se elucidaba entre el horizonte para que un oscuro crepúsculo diera paso al manto negro de la noche, y a sus millones de perlas incrustadas caprichosamente en el techo de la interminable bóveda cósmica.
En 1975. Después de un paso fugaz por el externado de San José. Ese año recuerdo hubo un gran relajo por un cuestionario que el colegio jesuita había realizado a sus alumnos desde primaria hasta bachillerato, entre las preguntas que aún recuerdo eran; ¿Para que sirve saludar a la bandera?, ¿De que sirven los signos patrios?, Y cosas más serias como ¿Se debe celebrar el 15 de septiembre la independencia?.. ¿Creen que hay una verdadera independencia?.
A los años Julio “El Mapache” García, el profesor de expresión de Externado de San José, quien precisamente manufacturó ese cuestionario, fue secuestrado de las instalaciones del colegio junto a Quique Álvarez Córdoba y otros compañeros maestros del FDR y fueron exterminados por un escuadrón de la muerte, camino al cantón Asíno en Ilopango. La cruzada de la muerte iniciaba.
Ese mismo año lo recuerdo perfectamente. Era 30 de julio, ha eso de las cuatro de la tarde. Yo me encontraba en la clase semanal de natación del turno vespertino del Externado de San José, cuando visualizamos una larga manifestación sobre la 25 avenida que se movilizaba con dirección al parque Cuscatlan, iban gritando y cantando lemas revolucionarios. Nosotros seguimos nadando sin esperar los que pasaría en pocos minutos. En momentos una tarde normal de clases se convirtió en un verdadero infierno.
La manifestación proveniente de la Universidad de El Salvador estaba siendo tiroteada, tropas del ejercito en combinación con otros elementos de seguridad habían emboscado a la manifestación pacifica de estudiantes y trabajadores.
Una avioneta de forma amenazadora se desplazaba sobre la matanza, una tanqueta irrumpió violentamente en el grupo de estudiantes que trataban de protegerse de las balas asesinas, ante el peligro de morir triturado por las gigantescas llantas de la tanqueta muchos manifestantes se lanzaron al vació desde el puente de la 25 avenida a la 7ª calle. Hay sangre y olor a pólvora, la muerte se ha reído esta tarde sobre San salvador.
A media balacera, abandonamos la alberca y buscamos a nuestros profesores, pero todos habían abandonado las instalaciones del Externado, sin perder tiempo nos colocamos las calzonetas mojadas sobre la nariz para aminorar los efectos de los gases lacrimógenos, sin pensarlo mucho abandone el colegio por la parte de atrás, llegue a mi casa, mi madre estaba preocupada por mí. Al saber por medio de las noticias que los manifestantes habían ingresado al Externado huyendo de las balas, la situación afligía a mi amada madre, sus oraciones hicieron que yo regresara salvo y salvo a mi hogar.
Al final del año fui expulsado del Externado, Así que por obligación me cambie de colegio. El colegio García Flamenco me acepto, y fui un “Garcillista” de corazón desde 1976, ahora entre deporte, arte y estudios, y lo más importante buenos amigos, el colegio de los gatos negro me recibía en su seno.
En esa época. No era raro verme caminado por las calles y las arboledas de la colonia Centroamérica, junto a mis inseparables amigos, Ricardo Mauricio Meneses Orellana, Miguel Martínez alias “El Choco Hiroito” y Angelito “Semáforo” Urquilla, con quienes a pie recorríamos a diario el camino de la casa al colegio, y por la tarde el de regreso, yo muchas veces en calzoneta y tacos de fútbol puesto que venia de entrenar o de alguna otra actividad deportiva.
Pero sin saberlo... Allí estaba el amor, Allí al frente de un redondel por la calle San Salvador, por donde vive el músico Memo Ayala, sobre el verde gramal del jardín de su casa, como una bella flor... allí estaba la niña más linda que he visto...
La veía siempre, bella, hermosa, todo el tiempo callada y estudiando, todos los días, cada día del año la vi como esperándome en mi senda, nunca le hable, por miedo a ser rechazado, ya que siempre pensé que semejante belleza nunca podría fijarse en mi... Me dije a mi mismo en más de una ocasión.
Era delgada, con cabello largo y liso tan negro como la noche, su rostro de un paz angelical hubiese enloquecido al más cuerdo de los mortales, por eso no me atrevía, por miedo a encontrar en ella quizás el amor en el inicio de mi aún corto camino recorrido, o talvez lo más importante la dueña de mi largo destino.
Nunca descubrí otra cosa que me gustara más que la libertad, sutilmente no aceptaba que esa joven con el uniforme del Harvard sería la trampa en la que caerían mis sueños y mis aficiones, algo en mi instinto de liberta me dijo que no, que aun no era época para amarla, porque simplemente no podría, Eros aun no llegaba, es por ello, que aún me detengo y espero encontrar en ese jardín ya seco y abandonado por el tiempo que sus ojos, su boca, sus labios y sus besos me sigan esperando, como espera el verdadero amor.
Catorce años más tarde, en una fiesta cerca de mi casa conocí Carolina Sánchez la hermana menor de aquella inolvidable musa de la colonia Centroamérica. Meses después en la casa de Benjamín en la colonia Centroamérica ensayando Rock & Roll. Llego Carolina. “Minchito” Sérmeño era además de amigo mi maestro en el blues y la guitarra eléctrica, tocando al ritmo de las magistrales ejecuciones y de las estridentes notas llego la tarde y el final del estudio musical.
Esa tarde después del ensayo en un arranque de confianza Carolina la hermana menor de aquella linda muchacha de la imperecedera colonia Centroamérica, me dijo algo que congelo mis sentidos, mi sangre y mi vida.
—Vos le gustabas a mi hermana Guillermina fíjate camión... ella siempre te espero... todos los días se sentaba en el patio de atrás de la casa, en espera del grupito de Garcillistas que por allí pasaban, sólo para verte. De dijo con tristeza en sus ojos.
—Al día siguiente en el colegio, ella muy contenta les contaba a sus compañeras que te había visto, le gustaba verte en calzoneta... expuso con una mirada que denotaba cierta picardía.
Su tono de voz y su mirada me lo habían dicho todo. La chica no mentía. Yo asombrado por la inocente aclaración de Carolina, sentí en mi pecho un extraño sentimiento, era como si había perdido algo precioso, valioso. Me sorprendieron de sobre manera las palabras inesperadas de la chica.
—A mí también me gustaba tu hermana, le dije con mucha tristeza, casi al borde de las lágrimas.
—No necesito cerrar los ojos para acordarme de ella, le comente...
—Que mala suerte— Aún puedo verla sentadita sobre la verde grama, rodeada de sus libros y cuadernos...
— ¡Que mala suerte la mía!... —Me dije nuevamente...
— Nunca creí que yo le gustaba a ella... Le comente a la pequeña Carolina.
—Es que era tan linda... tan callada y simpática, que jamás me imagine ser yo el bueno allí... me sosiegue.
— ¡Puya! Que lento fui... me dije disgustado por saber tan tarde la realidad.
—Pero la verdad es que ella era demasiado “Culo” para mí. Le comente como queriendo aceptar algo utópico para mis aspiraciones románticas.
La reunión termina. No me anime a preguntarle que era de ella hoy en día, por el temor de recibir la mala noticia que se había casado. Sólo supe que vive curiosamente en México.
Ese día quizás me di cuento de lo que perdí, lo más bello que se ha cruzado en mi vida. Pero como digo, aun la espero.
En la mañana del primer lunes de marzo de 1977 el tío, pidió audiencia con el General Carlos Humberto Romero, lo citaron para las tres de la tarde, el tío acudió como siempre puntual a la reunión, de esta avenencia podrían surgir los compromisos con el presidente electo.
El tío llego a la hora y al lugar indicado, un saco azul elegantemente planchado lo distinguía entre otros funcionarios de gobiernos allí presentes. Sin hacer mucho protocolo el tío se aboco a la oficina del líder, se presento ante su secretaria y espero ansioso la hora de su entrevista.
Sorpresivamente de un salón azul irrumpió el perfil del General Carlos Humberto Romero, iba acompañado por otros altos jefes militares, al ver al tío Carlos quien puntual esperaba sentado en la gran sala, de inmediato lo presento ante sus compañeros de uniforme, y sin tanta ceremonia el Líder chalateco presento al Dr. Herrera Rebollo.
—Les presento al Doctor Rebollo, les anunció a sus compañeros de armas.
—El doctor Rebollo formara parte de mi gabinete, aunque por su puesto aún tenemos que definir algunos detalles... finalizo diciendo el General Romero.
El tío sin ninguna presión o compromiso, mucho menos con resentimiento por su pasado turbulento con los militares, acepto de inmediato la bienvenida que el líder le daba ante sus compañeros, subalternos y correligionarios.
—Gracias señores, es un gusto conocerlos... el tío era un hombre serio; a veces de pocas palabras.
Acto seguido el líder se despidió de los otros uniformados y sin perder tiempo se dirigieron hacia su despacho. Entre libros de armas y estrategia militar, la oficina sufría un ligero reacomodo, los cuadros y las banderas habían sido removidos, así como otros objetos personales, galerías de fotos, floreros, etc.
—Perdoné doctor la incomodidad, pero me estoy retirando de aquí, mi nueva oficina estará en otra sala, aquí ya sólo que da lo voy a heredar a mi ministro de la defensa nacional.
—Ya no ocupare muchas de estas cosas., Y tirando un florero ya desteñido a la basura, dio por iniciada la platica.
—Doctor muchas gracias por venir... le dijo en tono amigable el líder Romero, su mano derecha busco el saludo nuevamente, a lo cual el tío respondió de igual manera; como iniciando un pacto.
—Voy a tratar de armar un gabinete que sea de lujo, que me ayude a gobernar, voy a apoyar la salud, la educación, el desarrollo municipal y el deporte. Agrego el líder.
— ¿Y usted que tiene que decirme?... Doctor Herrera Rebollo. Lo interrogo Romero—.
El tío como siempre tranquilo, inicio una serie de preguntas, que servirían para plantearle la visión que él como político había acumulado y tenía; si era tomado en cuenta por el presidente electo.
—General antes que nada agradezco el ofrecimiento y la invitación, pero para que yo pueda seguir aquí platicando con usted solo debo pedirle dos cosas... —Ahora el tío cuestionaba al presidente electo.
Los ojos del General Carlos Humberto Romero brillaron como dos fogonazos, algo lo había removido en el interior, ese algo lo incomodaba, ya que ningún personaje de la vida pública nacional hubiese desperdiciado tremenda oportunidad. A cambio de nada.
—Dígame doctor si yo puedo ayudarlo será un gusto, contesto el líder impaciente.
—General... Yo soy un hombre de principios políticos y religiosos bien establecidos, no puedo cambiar muchas cosas de la noche a la mañana aunque yo quisiera. Prosigue.
—Y una de esas cosas es, que aunque ya no soy Demócrata Cristiano, siempre seré cristiano y Demócrata.
—No puedo aceptar un puesto en el Partido de Conciliación Nacional...
— Aunque nunca me he desligado oficialmente del partido demócrata cristiano, esclarezco, mi convicción política no me permite ligarme a otro partido...
El tío se veía seguro de lo que decía.
—Si quiere General que trabaje con usted no me obligue por ahora a estar en el PCN...
—En este momento quiero ser un político independiente... el tío estaba relajado, un aura lo iluminaba y un aire de positivismo irradiaba en él.
El General Romero, le vio fijamente, la solicitud del tío lo había dejado fuera de todo balance, tomo una pluma y anoto un par de garabatos casi ilegibles, como signos algo que no eran letras, eran, como jeroglíficos.
— ¿Por que quiere eso Doctor?... —Cuestiono ahora el General Romero.
— ¡Si ellos a usted lo traicionaron!... dijo el líder elevando momentáneamente la voz, como queriendo justificar en el tono la solicitud del tío.
—Es por eso General...
—Si ellos me traicionaron, yo no los traicionare, ni ha ellos, ni a la democracia, mucho menos a mis principios ideológicos y a mi familia... concluyo el tío.
—Me parece... me parece... decía entre murmullos el General Carlos Humberto Romero.
—Mire doctor por su capacidad y por que lo quiero y necesito en mi gabinete aceptare su petición ahora mismo... y como de aquí en adelante yo tomo las decisiones, nadie me va a decir nada por el trato que hemos hecho...
El líder se miraba tranquilo aunque todavía quedaba otra solicitud.
—Y ahora dígame cual es la segunda de sus peticiones.
El líder apretó las manos en espera de la otra salva de artillería que se le avecinaba.
—La segunda de mis propuestas sólo podía hacerla si usted contestaba de forma positiva a la primera... y como todo marcha en orden se la diré.
Nuevamente la situación en la oficina era tensa, la nueva carta de la jugada del tío estaba por ser desvelada.
—Si usted quiere que le ayude en su gabinete... deme el ministerio de educación, allí creo que sin presiones y lejos de la política puedo ayudarlo General.
El presidente electo tomo el papel y la pluma, y tacho uno de los jeroglíficos pintados anteriormente, entre los bloques dibujo un nuevo símbolo y le puso en cerrado en círculo la palabra “Herrera”. Le miró y le dijo.
—Yo había pensado en usted con un puesto como gobernador o en el ANDA, por ser trabajos a fines a su gestión edilicia, —Son problemas que usted conoce de cerca ¿verdad doctor?, Apunto el líder chalateco.
—Si... pero esos problemas tienen soluciones a corto plazo, pero el problema de la educación es primordial y a largo plazo, debemos educar para sacar adelante al pueblo, solo así podremos tener un mejor país.
—Mi padre fue maestro y conozco las necesidades de ellos, también es un gremio al que yo le tengo una gran estimación. Acoto el tío Carlos.
—No tengo otra alternativa doctor que aceptar sus dos ofertas y decirle...
— ¡Bienvenido a mi gabinete doctor Herrera Rebollo!...
—Mañana mismo enviare mi propuesta y la sancionare, salúdeme a su esposa y a su familia doctor y de les la nueva noticia... El líder Carlos Humberto Romero lucía muy feliz, parecía que con el tío Carlos había cerrado el mejor de los negocios.
La noticia se regó rápidamente entre los medios informativos, nadie puso en tela de juicio la capacidad del tío, aunque algunos sectores políticos se mostraban sorprendidos por la llegada del tío al gabinete del PCN, por desconocimiento propio las llamadas malas lenguas comenzaron a actuar.
El “voto” de silencio que los verdes dirigentes de la democracia cristiana habían impuesto al tío se vio obligadamente roto por aquellos que siempre desearon la muerte política del tío, pero la tierra gira y gira, y ahora por cuestiones del destino el tío Carlos estaba arriba y ellos abajo,
Ahora por cuestiones de valores y capacidad, los pescados jamás dijeron nada, mantuvieron el obsceno y dichoso voto de silencio, el cual comprendía en que no hablarían ni en bien ni en mal del tío, según ellos de esta forma y solo así le ocasionaría una muerte política y publica al tío.
Llego el uno de junio, el líder Carlos Humberto Romero ascendía al poder, el tío lucía impresionante entre quienes componen el gabinete de gobierno, el tío Carlos Antonio Herrera Rebollo esta allí entre ellos como Ministro de Educación.
Con la llegada del tío al despacho en el ministerio de educación muchos de los planes obsoletos cambian, la televisión educativa es introducida como uno de sus primeros logros, la educación a distancia también se incrementa a lo largo y ancho de El Salvador.
Pero también el tío heredaba un mal perpetuo, los maestros izquierdistas. Quienes cobijándose siempre en el anonimato saboteaban las plataformas estudiantiles, sobre todo en los pueblos y ciudades distantes.
Los gobiernos militares instaurados por el PCN ahora tenían un nuevo enemigo, un monstruo de mil cabezas que amenazaba con realizar un cambio drástico y violento en la economía, la política y la sociedad salvadoreña.
Con sus lemas marxista de “Al pie de lucha”, “El pueblo unido jamás será vencido” y todas esas letanías; la izquierda comunista dio inició a un proceso revolucionario autodenominado como “La guerra popular prolongada”, la guerra de guerrillas estaba por comenzar.
Surgieron en la clandestinidad y fueron declaradas ilegales desde siempre: las FPL, el BPR, el ERP, brazos armados de la insurgencia izquierdistas y del PC.
Derivada por el asesinato del poeta Roque Daltón se forma la Resistencia Nacional RN. Muchas de estas agrupaciones actuaban con toda impunidad.
Camufladas entre sus asociaciones de fachada como: ANDES 21 de Julio, el MNR y el UDN, la UPT o Unión de pobladores de tugurios, sin faltar las decenas de asociaciones universitarias entre las que sobresalían la AGEUS y la Unión Consecuente de Estudiantes Universitarios conocida como UCEU. Las LP 28 fundadas el 28 de febrero día que fue reprimida la protesta del PDC en 1977. Aglutinaba a miembros de la democracia cristiana,. Otras asociaciones revolucionarias incluyeron también a miembros de la alta sociedad salvadoreña.
Yo en el García Flamenco la pasaba bien, tan así que el año 1977 llamado el año del gato fue inolvidable, ese año desfilamos en la cancha del estadio de la flor blanca, ahora Mágico González, ataviado de negro, y como miembro del equipo de fútbol del colegio, elegantemente el García Flamenco siempre se lucía en este tipo de actos, como cada 15 de septiembre, nuestro paso por la pista atlética de tierra de dicho estadio fue majestuoso, nuestro estilo causaba la envidia de nuestros archí rivales del Instituto Nacional.
Encabezados por la elegantísima banda de guerra, los 300 atletas del colegio conformábamos una de las delegaciones estudiantiles más numerosas y ordenadas. Al pasar al frente descubrí la elegante figura del tío Carlos como ministro presidiendo la ceremonia inaugural, también distinguí la aristocrática figura de Iris Ivett Mazorra, representante nuestra en el concurso de “Miss universo”.
Después del juramento deportivo, cuando ya nos retiramos, la banda de guerra del INFRAMEN comenzó a tocar con todo lo que tenia con el afán de confundirnos el paso, con el bullicio provocado por sus tambores, cajas y trompetas, más el desorden provocado por los estudiantes, la ceremonia inaugural de la fiesta estudiantil había sido empañada por un puñado de belicosos estudiantes, eternamente resentidos con la sociedad, “Caldo de cultivo” que la izquierda utilizo para sus pretensiones belicosas.
Pero el gato negro ni se rinde ni se vende... hay malembe... Y así como reza la porra de combate Garcillista, entre el estruendo de los tambores y nuestro ritmo de marcha, la escuela militar se unió a nuestro desfile.
Un cadete dio la orden de mando. A puro pulmón el joven militar grita las indicaciones.
— ¡Banda de guerra de la escuela militar Capitán General Gerardo Barrios!... ¡Al mismo ritmo de la banda de guerra del colegio García Flamenco!... de frente... Marchen!!!!...
Una estampida de notas marciales como si fuese un trueno, partió el ambiente saturado del estadio nacional de la Flor Blanca, el retumbo proveniente de una verdadera banda de guerra apago literalmente la mala educación de los estudiantes del INFRAMEN, y marcando el ritmo, todos al unísono continuamos marchando, al tiempo que gritábamos.
—UN... DOS.. TRES... CUATRO.... UN... DOS... TRES... CUATRO...
Así salimos del estadio seguidos por la escuela militar, quienes como aliándose a nuestra penosa situación y como queriendo borra del ambiente el desorden del INFRAMEN, abandonaron con honor el coliseo deportivo con una salida de verdad pomposa.
Entre juegos de fútbol y estudios se desarrollaron los estudiantiles, los partidos programados la mayoría de veces por la mañana me otorgaban vacaciones obligadas, y debido a la disciplina del colegio solo de esta forma lograba perder clases. Pero fuera del atletismo, fútbol, tenis, Volley ball, etc. El baloncesto fue el deporte rey de los colegiales.
Después de superar a los primeros contrincantes, el García Flamenco paso a la siguiente ronda, ya en semifinales los adversarios serian de más peso, lo mismo que las barras que les seguían.
La cuadrangular final estaba anunciada, Liceo salvadoreño, Don Bosco, INFRAMEN y el García Flamenco disputarían la tan codiciada corono estudiantil.. Tras una serie de resultados en los que los colores blanco y negro del García inundaron el gimnasio nacional, los gatos negros superaron primero en un acalorado juego a sus eternos rivales del Liceo Salvadoreño, luego se deshicieron del Don Bosco con una soberbia actuación del “Tacho” Somoza quien con dos anotaciones de escándalo cada una de tres puntos, dio el triunfo apurado del García sobre los salesianos, ahora por meritos propios el colegio debería de derrotar al INFRAMEN para así poder ganar la copa estudiantil.
EL equipo colegial del García Flamenco estuvo conformado por los siguientes jugadores: Julio “La Choma” Belloso, Gustavo “Tabito” Guillén, Julio “La pantera” Tejada, Juan Ramón “El Tacho” Somoza, los hermanos Ávila kerrincks, kike Rusconí, “Él paste” Navarrete, “El Negro Alfaro”, Pedro Leonel Moreno.
El 13 de agosto de 1977 se disputo el ultimo juego de la cuadrangular final de baloncesto colegial contra los alacranes del INFRAMEN, el gimnasio nacional lucio abarrotado por las cuatro barras, la zona norte del gimnasio, de cara a la duela el Don Bosco saturaba las gradas en la parte derecha del inmueble y a la izquierda la barra del Liceo Salvadoreño el león jodido marcaba el territorio de blanco, del otro lado en el costado sur, el rojo del INFRAMEN llenaba la parte alta y la zona izquierda, arrinconados pegados al escenario la barra del Colegio García Flamenco. Por cierto era la más pequeña pero la más ruidosa también.
Llego la hora del juego, el Liceo y el Don Bosco esperaban el resultado. De ganar el INFRAMEN se provocaría un triple empate, entre Don Bosco, Gracia Y liceo, y de hecho el alargamiento del campeonato colegial a dos fechas más. Pero don Neto Rusconí entrenador del García flamenco además de plantear un equipo de baloncesto también presento un equipo de valiente guerreros, quienes sin aminorarse ante el publico del INFRAMEN y las barras de los colegios vencidos en la contienda, el Colegio García Flamenco disputo la final sin complejos.
Liderados por “La pantera” Tejada, el García inicia su camino a la gloria, la picardía de la Choma Belloso sumada a la destreza del Tacho Somoza, el marcador a veces a favor de los alacranes y otras a favor nuestro nos mantiene expectantes al juego, como hipnotizados, la batalla en la duela era dura, el Instituto Nacional ofrecía cara su derrota.
Don Neto Rusconí amo y señor de las estrategias descifraba el juego del enemigo, palabra que podía utilizarla en muchos términos, pero en los peores momentos llego la gigantesca figura del Tacho Somaza, quien como un oso Grizzli devoro a sus adversarios con tres tiros certeros, cada uno sumo tres puntos o sea en total nueve puntos en tres tiros, los que resultaron más que suficientes para derrotar a los alacranes rojos del INFRAMEN.
El cronometro seguía su curso, los minutos pasaban rápidamente, el instituto afligido vio como el titulo se les esfumo de las manos cuando los jueces centrales marcaron el final del juego ¡Victoria felino! La victoria fue categórica, el año del gato de Al Stewart sonaba a todo volumen, los jefes de barra eufóricos celebraban, los gatos negros habían cumplido con su labor, los alumnos subidos en los cumbos y agitando banderas negras y blancas del García Flamenco celebraba el logro del titulo de campeón nacional de baloncesto colegial. Las barras derrotadas del Liceo, Don Bosco y el INFRAMEN se marcharon en silencio.
Titulo y alegría que nunca volverían a revalidar en la historia deportiva del colegio García Flamenco. El colegio lleva dicho nombre en honor a un esforzado educador costarricense que de forma valiente murió defendiendo los ideales del pueblo centroamericano.
Don Neto Rusconí fue alzado en hombros por los jugadores del García Flamenco celebrando ser los nuevos monarcas estudiantiles y así en hombros fue conducido en la tradicional vuelta olímpica, A don Neto no se le vio muy seguro sobre aquella carroza humana y pidió en repetidas ocasiones a sus jugadores que no lo fueran a botar.
El momento fue inolvidable. La algarabía en las gradas se desbordaba el negro y el blanco saturaban el triunfo de los gatos negros. “The year Off the cat” sustituyo a la sempiterna “We are de Champion’s del grupo Queen”.
La celebración se extendió hasta las instalaciones del colegio, la cerveza y los traguitos sobraron, hubo de todo en la celebración gatuna, pero la noche apenas iniciaba, acudiendo a la sociedad de contadores a donde se celebraban las quince primaveras de mi vecinita Sandy, catalogada como la más bonita de la cuadra, la chica que cualquiera quisiera tener como novia, por ende era obligación asistir a ese festín.
Insolentados y Picados por la apoteosis Garcillista nos marchamos a la fiesta. Don Ovidio Herrador el papá de Jorge “El Minga” Herrador nos dio un aventón en la Combi Volkswagen a la que llamábamos “El aguacate volador” por su profundo color verde.
Llegamos. La gala, la música en vivo llenaban el Rosado ambiente, de pronto la vi... allí estaba Sandy, fue como verla en un sueño flotando entre hermosas doncellas que bromeaban entre cuchicheos y miradas maliciosas al vernos entrar, aun éramos jóvenes y apuestos, eso si, talvez fuimos más jóvenes que apuestos, esclarezco.
Sandy resplandeciente bella era la más linda de la noche... su noche. Saludamos rápidamente a la festejada, llegamos sin regalo como era la costumbre de la época, en un ala del edificio lejos del bullicio y la mara “Dancing”, nos aplomamos en una mesa que encontramos vacía.
Y como si fuera “El cuerno de las libaciones o los excesos” de la mitología Noruega, ríos de “guaro” acompañados por sabrosos platos de comida corrían entre las mesas y los pasillos, un hatajo de meseros arduamente exigidos aperaban a los invitados con sendos tragos de Vodka y boquitas.
Yo más hartón que “bolo” disfrute gran parte de la noche viendo como mis amigos se colocaban una gran borrachera. Entre los frescos recuerdos y los aun calientes temas de la recién finalizada final de baloncesto colegial y la respectiva criticada a la mara presente en la fiesta rosa; a los pocos minutos los tragos surtieron efecto.
Mientras “El Minga Herrador” se echaba la bailada tipo trompo con el eterno amor de su vida Robin Pacas. Algunos comenzaron a dar muestras de inestabilidad emocional y equilibrio, al grado que unos se fondearon bajo los efectos del Vodka.
Yo sin esperar lo que me daría esa noche, me pare un rato dejando a uno de mis “Cheros” en la mesa dormidos, aproveche para estirar un poco las piernas y me acerque al mero baile a ver que “cachaba”.
Entre la música y la alegría de la fiesta de pronto la escena dio un cambio radical, algo pasaba, de lejos vi a la agasajada Sandy que lloraba ante su padre, no sé que sucedía pero me acerque, su mamá y su hermana menor también estaban en la controversia.
—Es mi fiesta papi... —le decía Sandy al tiempo que su padre quien con un humor de “Alacranes” y una mirada fuerte le expresaba un rotundo “No” a su solicitud...
La situación era la siguiente. Los valses y grandes obras ejecutadas por los grandes maestros de la orquesta no satisfacían los gustos de la cumpleañera y por ello Sandra le solicitaba a su progenitor que le pusieran música de su gusto y de su época.
Al final como a las once de la noche, como buen padre y superando la clavazón o “punto de talega” cedió a los deseos de la quinceañera, tras un receso la cantada del cumpleaños feliz y la respectiva partida del Pastel, la fiesta continua. Rápidamente fueron instalados los aparatos de sonido y grandes bocinas. La fiesta se prolongó, la estridencia de la música moderna alejo a los más viejos, el ambiente se tornó joven.
Pero esa noche me seria inolvidable, mientras me divertía con mis amigos observando a los contorsionados bailadores, vi emerger la hermosa figura de la cumpleañera entre el tumulto de adolescentes, la vi caminar hacia mí, me tomo de la mano y me jalo de un tirón al baile, mi primer impulso fue negarme, pero naufrague ante su belleza, y tomándola de la mano le vi a los ojos, y vi que en ellos destelló algo más que amistad, además era su día y no podía defraudarla, ni modo con una gran vergüenza acompañe a Sandy al interior del circulo de amigos.
Bailamos hasta cerca de la media noche, me sentí bien con ella y me acomode a la situación, ya que yo no soy buen bailarín, pero gozamos, reímos todo el tiempo mientras nos tomábamos de las manos, poco a poco fuimos venciendo el temor de niños, entre el bailoteo ambos cuerpos de vez en cuando accidentalmente se rozaban. Lo vi y considere normal, aun no había morbo entre ambos y también descubro que esto del baile me permite estar lo más cerca posible a ella.
Seguimos en nuestra danza inicial, era como conocernos cada vez más, de pronto la música cambio, la tranquilidad lleno la noche, bailamos pegado, comenzamos a secretearnos cosas de vecinos y amigos, ya con más confianza y antes que den las doce de la noche, una suave caricia de su respingada nariz contra la mía se extiende lentamente hasta mi mejilla y me hace recapacitar de la poca distancia que hay entre ambos, aun somos unos niños, ni siquiera adolescentes. Ambos experimentábamos algo nuevo esa noche, algo que me unió a ella de allí en adelante, de por vida, ese día nos mirábamos uno al otro.
Con la típica y eterna excusa de “Hace calor” nos escabullimos por una de las terrazas, la noche era perfecta, estrellada y fría, vimos el firmamento y nos callamos, de súbito ella me preguntó si tenia novia; A lo cual lógicamente conteste con un ¡No!... Mientras una extraña luz que brotaba del fondo de su mirada me cautiva los sentidos, y percibiendo el seductor aroma de su perfume que me envolvió y me derroto en silencio. Yo cediendo a sus encantos me enamore de inmediato y sin quererlo.
Ahora sus ojos que cada vez se acercaban más y más alrededor de los míos me asediaban, me juzgué nervioso y me di cuenta que estaba temblando, me relaje, ya de cerca sentí el calor de su silueta engalanada con su vestido blanco acomodándose y estrechándose contra mi cuerpo.
Pude sentir que su respiración era entrecortada. Era su día. Estaba inexplicablemente bella, la gracia de sus quince años y la frescura de su rostro me hicieron lanzarme a la conquista de sus labios, súbitamente un impulso por besarla me invadió, ella leyendo mis ojos como adivinando mis intenciones me asentó un hasta aquí.
Y con un cariñoso —hoy no Meme— dándome un beso en la mejilla, corrió hacia el salón principal a donde aún se celebraba la fiesta en su nombre, la vi correr como una pequeña mariposa que se llevó el viento y que se desvaneció ante mí cautivada mirada, como un cuento típico de hadas su partida puso fin al sublime sueño de esa noche.
Mientras en la recepción de la sociedad de contadores. Entre el gentío y la finalización de la fiesta, entró el Arquitecto Ovidio Herrador y llamando a Jorge le dijo.
—Mira conseguí unas servilletas o algo así...
Rápidamente Jorge regresó a la fiesta en busca de las servilletas y al cabo de unos minutos regreso.
—Vaya aquí están. Le dijo Jorge “El Minga” Herrador a su papá. — ¡Ha... Chis... y quien va limpiar el zope!...
— ¡Noooo! Gritamos todos.
Y corriendo hacia “El aguacate volador” encontramos la desagradable escena. Un amigo nuestro derrengado yacía fuera del vehículo completamente dominado por el alcohol, y un gigantesco “zopilotazo” al interior del microbús extendido por todo el piso cerraban una noche de celebraciones excesivas, García Flamenco campeón y yo había conquistado un nuevo amor que había salido de la nada.
1978
Pasaron los años, en 1978 el tío marco sus mejores tiempos y logros educativos, pero el problema político y social de nuestro país comenzaba a empeorar.
ORDEN, la Guardia nacional, la policía de hacienda, la policía nacional, el ejército y las defensas civiles, fueron acusadas de múltiples asesinatos, desapariciones y torturas. Esto provoca un resurgimiento de las fuerzas Armadas de Liberación FAL y las autodenominadas Fuerzas Populares de Liberación FPL y el Bloque Popular Revolucionario.
Una diáspora de artistas se instala en el exterior, Nicaragua, México y Venezuela, figuran entre las naciones latinoamericanas que albergaron la revolución, sin olvidar los campos de adiestramientos en Cuba la madre patria de los procesos revolucionarios en América.
España y Francia albergaron la parte más cultural del éxodo izquierdista salvadoreño, otros con más suerte llegaron hasta la propia Rusia comunista, y se casaron, nunca combatieron ni trabajaron, se denominaron líderes y nunca ganaron nada, aunque para algunos su lucha revolucionaria todavía vive.
El tío un fiel aliado al pueblo. Desde el ministerio de educación seguía su trabajo por los mas desfavorecidos, fundó instituciones educativas en los más apartados rincones del país, instauro el sistema nacional de educación a distancia, fortaleció los planes de la televisión educativa (Canal 10 TVE) y a través de libros didácticos apilados en distintos colores que señalaban los niveles del programa educativo, baño con su señal televisiva los catorce departamentos de la republica. De esta forma, El Salvador entero estaba cubierto de educación literalmente.
Re-edito muchos libros de escritores y poetas salvadoreños, algunos de los poetas y poetisas nacionales recibieron su apoyo, hay historias que delatan sus buenas acciones con aquello escritores de letras olvidadas, les dio trabajo en el ministerio y les dio un retiro justo y honesto.
Sus idas a la playa de Sihuapilapa eran el verdadero bálsamo para sus heridas, en su pequeño terruño verde el tío encontraba la paz y la tranquilidad que el despacho del ministerio semanalmente le aprisionaba. La capacidad del tío resolvía poco a poco los problemas más inmediatos en la educación.
Siguió su lucha consiente que el camino encontraría piedras y obstáculos, hubo una ocasión que en una presentación de un plan de educación el tío bajo de la tarima y se unió en un fraterno abrazo con los profesores y sus bases magisteriales.
Pero la revolución seguía su rumbo, poco a poco iniciaron los secuestros, primero fue Ernesto Regalado Dueñas, su rescate fue pagado pero su cadáver fue encontrado en una casa cerca del mirador de los planes de Renderos.
El caritativo empresario japonés Fujio Matsumoto también fue secuestrado y asesinado por la naciente guerrilla izquierdista, el cafetalero Mauricio Borgonovo Pohl también se le ejecuto a sangre fría.
El dolor y la inseguridad atacaban a la población civil inocente. Comienzan a aparecer en las calles del país cadáveres de estudiantes y trabajadores asesinados por grupos para militares, la izquierda inicio acciones urbanas, y exterminó sistemáticamente a supuestos contrincantes como militares, analistas políticos, asesinaron al rector de la Universidad de El Salvador y a otros profesores universitarios que no compartían la ideología izquierdista.
En una guerra no declarada comenzó la batalla, el gobierno pecenista del General Carlos Humberto Romero el “Líder” comenzaba a ser castigado por la inédita guerrilla ya en el plano urbano o en el campo. Pero el ejército nacional no estaba preparado para la nueva estrategia de la guerra de guerrillas y sucumbió ante el acecho, la táctica guerrillera fue creando una gran inseguridad entre los militares y los civiles, es por ello que comenzó la represión y los métodos antidemocráticos.
Entre huelgas, protestas callejeras, secuestros, crímenes de lesa humanidad, música de contenido social, tomas de embajadas, asesinatos de campesinos, emboscadas militares, se engendro “El caldo de cultivo” y la guerra popular prolongada. La insurrección y la represión de uno y otro bando los alejaron de Dios.
Las homilías de monseñor Oscar Arnulfo Romero fueron manipuladas y bien aprovechadas por la izquierda.
Pobrecito Monseñor Romero... Que diría hoy en día. Al ver como los oprobios hijos de la revolución usufructuaron el mito de su Santo nombre para denunciar solo lo que les conviene. Robando de esta forma el santo monseñor al verdadero pueblo católico. Lastima que Monseñor Romero solo reveló en sus homilías los asesinatos de la derecha y del ejército, pero nunca denuncio los miles de muertos que dejo la Guerrilla izquierdista en su paso sangriento por El Salvador y de la mutilación de miles de humildes familias. Así como lo explica minuciosamente el periodista español Jaime Méndez de las Heras en su libro “El Vuelo del Zopilote”, a donde detalla que nunca encontró más de un minuto libre de contaminación política en sus famosas homilías, las que debieron ser “Pastorales” o por lo menos neutrales.
También fui testigo de cómo los ateos comunistas se enriquecieron cuando compusieron un “Homenaje a Monseñor Romero” con temas llenos de rencor y resentimiento social, enlodando todavía más la imagen del masacrado pastor. Al final la tesis izquierdista alimentada por medio del odio y la violencia cobró fuerza. La insurrección comunista golpeo a la nación salvadoreña, con una guerra entre hermanos.
Mientras tanto. Muchos de los dirigentes rojos rehacían su vida fuera del país, entre lujos y sobre mesas elegantes Shafik Jorge Handal, la apodada “Gran Comandante” por su corta estatura Nidia Díaz, Mélida Anaya Montes (Ana Maria), “El Comandante Gaveta” Joaquín Villalobos y otros guerrilleros disfrutaban de la hospitalidad nicaragüense.
El patético caso de Cayetano Carpio (Marcial) y su libro “Cárcel y capucha”. El compañero “Marcial” como se le conocía en el ámbito guerrillero, era panadero de oficio. “Marcial” fue un tipo duro e ignorante, de un carácter explosivo y belicoso, su rápida y efervescente carrera ascendente al interior de las FPL en la guerrilla le había valido el mote de comandante.
De esta forma en 1979 ya lejos del combate, “Marcial” radicado en Nicaragua junto a otros compañeros, dirigían y vivían de lejos la agresión comunista y el suplicio que el conflicto armado causaba al perseveró pueblo salvadoreño.
En su estrategia de guerra, en las calles la guerrilla urbana saboteaba con explosivos las líneas telefónicas y los postes del tendido eléctrico, causando incomodidad he indignación a la población, el problema se extendió por doce largos años.
En el campo la batalla recrudecía, bastiones guerrilleros como el cerro de Guazapa, Perquín Morazán, el volcán de San Vicente, el norte montañoso de Chalatenango, los olvidados collados de Cinquera en Cabañas, los cafetales de Santiago de Maria, Alegría y Berlín, los impenetrables manglares de la bahía de Jiquilisco y la zona del Tamarindo en la Unión, fueron declaradas zonas libre por la guerrilla.
Paros al trasporte, bombas a las seis de la tarde, coches bombas que estallaban con sus ocupantes adentro, entre otros acontecimientos, hablan por si solo de lo dramático del conflicto.
Y así en ese año 1979 entre balas y bombas, en el Gracia Flamenco la vida parecía la misma de siempre, con buenos amigos en buenos momentos.
Recuerdo a profesores de la talla de Don Rubén H. Dimas, a don Saúl Flores, al profesor Napoleón Taboada mejor conocido como “Don Napito” y sus clases de biología, la orientación del profesor Figueroa “El Caburro o caballo-burro”, a “Papá Kike Nobles” y sus singulares “coyoles”, a la Moisa Orellana y sus clases de química, a don Raúl Andrade y sus lentes “Culo” de botella, al “Muñecon” Elmer Aguilar, a mi entrenador de fútbol “Cholam” Coreas y su táctica de despertarnos temprano para ir al colegio a entrenar, muchos aprendimos en el camino.
Y jamás olvidare al maestro de maestros a Rene Ezequiel Paz mi profesor de matemáticas y mi último orientador. Todos ellos eran los encargados de velar por la disciplina de un grupo de locos. De enseñarnos a los que no queríamos aprender y de cercar a un grupo de jóvenes libres, era una tarea difícil pienso hoy.
Después de todo, Chamba Choto Matus, Rene David “El Chicote” Franconi, Chamba Salazar y “El Chele” Jaime Javier Tobar Pinto (Q.D.D.G.), y “El ombligo” Miguel Ángel Artiga Bruni (Q.D.D.G.) conformábamos “La pandilla de la muerte”. Con tanta mala fama y continuos castigos que cada año al inicio del mismo éramos severamente amenazados por nuestra conducta. Aun así éramos felices en el colegio, entre el fútbol, el Surf, la patineta que nos mantenían alejados de la guerra.
La playa de “El Sunzal” era nuestro paraíso terrenal al final de los setenta, la casona frente a la playa “Él tunco” a donde “la Juanita”, sirvió de punto Surf internacional y al mismo tiempo dio refugio y albergue a innumerables surfeadores esto ayudo a establecer la cultura Surf en nuestro país.
Chicas rubias, trigueñas y negras todas hipíes, inciensos, y olores raros, cerveza y alcohol, la música de Pink Floy, Yes, Ramones, Sex Pistol y del inmortal Carlos Santana vibraban en las noches de excesos y espiritualidad, huéspedes que desde Australia, Alemania, Holanda, Inglaterra, Francia, Japón, Brasil, visitaban nuestras playas en busca de las olas perfectas.
Hasta los chapines que adoran nuestras playas venían en manadas desde la capital de la eterna primavera; “pero como puede ser Dios tan estricto” pensaba... con un país, que aunque tenga selvas gigantes, salida a los dos océanos, altas montañas, largas cordilleras, cinco veces la extensión de nuestro territorio y que no tengan ni siquiera la tercera parte de las playas Beach Break o set´s con puntos de quiebre como los nuestros, es un verdadero castigo divino.
En el Sunzal a pesar de estar rodeados de un ámbito de guerra, allí en nuestra playa había amor y paz.. Después de una noche de desenfrenos a las cuatro de mañana del día siguiente, no se como, pero todos estábamos surfeando como si nada, la vida del Surfer es así, libre como las olas y el viento, que aunque choquen contra las piedras del mar siempre vuelven a soplar y a volar.
Las olas del mar tenían un único dueño, se trataba de Chico Alcalá “Charrito” (Q.D.D.G.),uno de mis mejores amigos que descubrí en el colegio García Flamenco, eso me daba un tipo de membresía especial entre los montadores de olas entre ellos “El Chele Mincho”, Leonardo “La Gallina” Heredia (Q.D.D.G.), José Luis “La Matúla” Portillo, los hermanos Rodríguez, “El pato” Magaña, los hermanos Ramón y Alberto Chia, Roberto “Chito” Ventura, el celebre arqueólogo Roberto “Jajá” Gallardo cuya fama se incremento a nivel mundial un día que tras discutir con unos extranjeros en el agua por una ola, se salió del mar y sacando no se de donde un fusil M-16 expulsó a balazos a todos los gringos que le habían robado la Ola en la playa que “Jajá” consideraba suya, la famosa “Bocana” y sus 12 pies con un rápido quiebre de izquierda. Su acción y la balacera de esa tarde le merecieron un artículo especial en una edición de la revista especializada en dicho deporte a nivel mundial Surf Mangazine.
Privilegiado por ser su amigo despreocupadamente surfeaba entre los mejores de la época, ya que ni los locales ni los extranjeros se atrevían a rondar las olas cuando los patrones estaban allí.
El tiempo paso, una noche después de la fiesta rosa volví a ver a Sandy, me llamo y entré a su casa, sus padres no estaban... con la “paja” de un vaso de agua supe que el momento había llegado.
Yo sin presionarla con visitas o llamadas telefónicas, nunca había insinuado los carnales hechos de la noche de su cumpleaños, pero esa noche sus ojos centellearon de una forma más que extraña, me tomo de las manos y me atrajo hacia ella, estaba descalza, subió sus delicados pies sobre mis zapatos, era diciembre el piso estaba frió, me abrazó, su mirada comenzó a seducirme como preparando el camino entre los dos, se fue acercando lentamente hasta que la tuve tan cerca que sentí su aliento buscar mi boca.
Llegó Hasta mis labios y comenzó a besarme con una gran pasión, yo respondiendo a sus estímulos la bese con frenesí, con los ojos cerrados al borde de la locura en mi interior solo pensaba que lo había logrado, estaba besando y envolviendo con mis brazos a la mujer de mis sueños.
El néctar de sus labios y sus fogosos besos alcanzaron mi cuello y mis oídos, sus besos erizaban mi piel, entre aquélla batalla cuerpo a cuerpo, el calor de su cuerpo delato su exquisito aroma, ese olor a mujer bonita que ahora rebalsaba mis sentidos me hacia llegar casi al éxtasis.
De pronto se detuvo, me vio con sus picaros ojos, eran negros como su largo cabello, me capturo momentáneamente con una mirada sensual y se puso a reír. Tras unos breves segundos de silencio me pido que me fuera, y me marche, ella se despidió de mí con un acaramelado beso en la boca.
Esas sensaciones adentraron cada vez más su nombre y su rostro en mi mente y en mi vida, sin darme cuenta ya estaba enamorado y tan solo la había visto dos veces, Sandy me había robado el corazón.
Entre agosto de 1977 hasta principios de 1979 nuestro pequeño romance clandestino que no paso de los besos, se incrementó.
Las continuas visitas a su casa solo fueron interrumpidas por sus estudios, pero las noches eran las de nuestra predilección, la oscuridad nos ocultaba de la mirada averiguadora de sus padres, y solo así lograba llegar a sus brazos momentáneamente, aunque sea un besito cada noche. El tiempo con ella siguió tejiendo su bello rostro en mi mente.
Siempre nos quisimos a nuestra manera, hasta que un día el sueño llego a su final. Una mañana de sábado se marcho con su familia y nunca la volví a ver, se fue para San Francisco California, estudió y trabajó.
Por su belleza latina, por su gracia y talento en poco tiempo escaló hasta lo más alto de tan efímera profesión de la perfección en lo bello, allí conoció a su actual esposo y hoy en día es feliz en Inglaterra.
Pero al pasar de los años y los días, el ladrón del tiempo se encargó de borrar su ausencia y las heridas de su partida. Nunca la presione para nada, ahora comprendo que sólo fuimos “más que amigos”, en mis recuerdos siempre vagan aquellos besos secretos, de aquella ingenua caricia a escondidas, de aquella primera sensación de sentir que nace el verdadero amor tierno, inocente y sincero. De aquel amor en medio de la guerra. Que de forma huraña quizás ella me dio solo lo que ella quiso y nada más...
Pero en el país la realidad era dura, la guerra de guerrillas se incrementaba, en los catorce departamentos. El conflicto armado cobraba victimas por doquier. La niñez fue una de las más flageladas, muchos de los niños que desaparecieron en el conflicto armado fueron sacados del país, al parecer en un jugoso negocio de adopciones, las criaturas secuestradas o rescatadas de las zonas de combate eran documentadas por abogados civiles que prestaban sus servicios de “asesores” al interior de la fuerza armada.
Ya adultos algunos niños de la guerra, han demandado regresar a sus países y conocer a sus padres naturales como el caso de la tritona Golda Marcus, ella es un claro ejemplo, otros niños y niñas que fueron separados de sus humildes familias jamás volvieron a sus raíces.
Así era la guerra cruel y burda, en 1979 la situación empeoro. Sistemáticamente la guerrilla arreciaba sus ataques contra el ejercito, la toma de edificios públicos, de la Universidad de El Salvador crearon un clima de tensión política social, las balaceras nocturnas, los ecos a lo lejos de los bombazos en el cerro de Guazapa despertaban los sobrios amaneceres de la ciudad de San Salvador, pero la vida continuaba, sin luz, sin agua y para colmo de males muchas veces no habían buses así que todos a pie al trabajo.
“El Chele” Santamaría como camarógrafo y el Señor De León del programa “Reportajes de León” nos llevaban las imágenes de las balaceras al caliente. Cámara al hombro “El Chele” Santamaría y su sagaz reportero se adentraba entre las calles y las avenidas del gran San Salvador.
Entre el traqueteo de las armas, “El Chele” Santamaría conduce velozmente entre la calle vadeando los innumerables obstáculos que obstruyen el paso de los vehículos, entre contra sentidos y callejones.
“El Chele” llega lo más cercano que puede a la catedral metropolitana.
— ¡Por aquí parquéese Santamaría!... —Le grito el Sr. De León a su camarógrafo y chofer a la vez.
— ¡Bueno!... Llegamos, ahora corramos hacia la catedral, le grito “El Chele” Santamaría.
Mientras tomaba del asiento trasero la cámara y la grabadora que unida por un cordón hacían difícil su manejo y manipulación.
— ¡Vámonos detrás de estos carros, y de allí nos vamos por los portales... De León se aventuraba.
Teleprensa de El Salvador fue el primer noticiero en la pantalla chica que se aventuró ha realizar un periodismo diferente, dejando los cómodos sillones y los fríos cuartos con sus aires acondicionados, Reportajes de León se adueño de la pantalla chica, con sus notas aún en blanco y negro.
Debido a esta arriesgada nueva forma de periodismo era común encontrar en la pantalla chica. Disturbios, balaceras, daños materiales, asesinatos políticos, etc.
Las balas pasaban cerca, “El Chele” Santamaría y el señor de León avanzaban valientemente entre los despojos de la batalla en busca de las tomas para la nota periodística del día (aunque por razones de edición las escenas eran trasmitidas hasta en la noche).
— ¡Por aquí Santamaría!... Le grito De León. “El Chele” le siguió. En la otra acera un grupo de soldados pasan corriendo, los periodistas se esconden y no son vistos.
—Hay que tener cuidado, si nos ven nos pueden confundir con los guerrilleros... le dice en bajo volumen “El Chele” a su asustado reportero.
— ¡Si ya sé, nos pueden disparar!, Le repite De León.
—Vámonos por aquí, despacito, ya casi llegamos... el Chele guía a su reportero en la acción.
Agachados y por momentos arrastras los dos periodistas apostados al poniente de la avenida España con la intercesión de la primera calle, se acercan cautelosamente a la escena del combate, catedral metropolitana luce inconsolable entre la batalla, la silueta de su cúpula se alinea con los rayos del sol, los repetidos disparos llenan el ambiente.
—Voy a encender la cámara y voy a empezar a grabar. Dijo Santamaría.
—Yo voy a empezar a describir y a narrar los hechos, agrego De León.
Ambos periodistas iban debidamente identificados, la silueta de la cámara UMATIC por momentos resaltaba e identificaba a los profesionales entre los combatientes, pero aun quedaba mucho por recorrer en la profesión y no era recomendable exhibir mucho la humanidad en los nutridos combates.
Caminaron moderadamente entre el Gran hotel San Salvador y la antigua oficina central de correos. Corrieron hacia la derecha de catedral y se resguardaron detrás de un muro en un pequeño estacionamiento al occidente del inconcluso templo, como pudo Santamaría saco la cámara y comenzó a tomar las escenas de la batalla.
Entre balas, explosiones, movimientos torpes de cámara y desenfoques, los policías nacionales corriendo aflictivamente en las cercanías del Banco Hipotecario y el portal del palacio nacional era atacado a balazos por guerrilleros apertrechados en el interior de la catedral.
En la azotea franco tiradores armados con fusiles de alto calibre apuntaban sus miras contra el desparpajo de policías y soldados que en la plaza Barrios evitaban su fuego traicionero.
— ¡El fuego es nutrido... —las fuerzas del orden tratan de contener el accionar guerrillero...
—las imágenes son dramáticas. Concluye en su nota al vivo el Sr. De León.
— ¡Con Cuidado Santamaría!... ¡con cuidado!... le repite el audaz reportero al histórico camarógrafo que captura los momentos más crudos de la batalla.
De pronto un soldado visualiza el lente de la cámara y les dispara, la ráfaga pasa cerca, “El Chele” apaga la cámara y emprende apuradamente la retirada de la zona junto con su reportero, los corazones de ambos palpitan aceleradamente, pero el riesgo valió la pena, el material y la nota periodística están hechos, ahora lo más importante es sobrevivir para lanzar la noticia al aire.
En la retirada hacia el vehículo que significaba la salvación, la estampida de una ametralladora en las cercanías interrumpe su huida.
Santamaría vuelve a encender la cámara y capta en su lente la figura femenina de una mulata tumbada pecho a tierra disparar a diestra y siniestra contra un nutrido grupo de policías y soldados.
Los militares huyen del certero fuego de la guerrillera. Santamaría sigue filmando detalladamente el combate.
Un pick up lleno de combatientes que le gritan que se apure para huir
— ¡Apúrate Ángela... —le gritan sus compañeros de armas...
—No tenemos mucho tiempo vendrán refuerzos, hay que huir mamacita... grito un barbudo guerrillero.
— ¡Váyanse ustedes yo los cubro desde aquí... grito valientemente la mulata combatiente sin dejar de disparar....
— ¡Puta Ángela apúrate... te van a matar babosa!, Le gritaron, mientras una ráfaga roza el vehículo y alcanza a dos de sus ocupantes.
La chica ensordecida por los disparos de su G-3 les indica que se marchen, el pick up acelera y desaparece de la escena, la combatiente esta sola ahora. Los soldados se acercan peligrosamente, la chica cambia de cargador y corre hacia un portal, de pie ahora dispara contra sus enemigos, hay fuego en su mirada y sangre en las calles.
Pero la audacia tiene su precio, al intentar cambiar de acera Ángela es herida mortalmente, se retuerce del dolor causado por las balas pero aun así sigue empuñando su fusil, se oculta tras las llantas de un automóvil estacionado y se hace un torniquete en la pierna herida, sabiendo que su inminente captura derivará en torturas y violaciones a su humanidad, de su cinto saca una 9 milímetros, los soldados corren para evitar el auto sacrificio de la guerrillera.
Pero llegan tarde una seca detonación acaba esparciendo su cerebro en la calle, la combatiente esta muerta, la cámara de Santamaría a captado todo el drama, tras la vuelta en calma los periodistas de Reportajes de León llegan a su vehículo lo abordan y huyen del centro de San Salvador, Teleprensa esa noche trasmitió una de las historias humanas más heroicas del conflicto armado.
Las tomas de catedral y las balaceras en el centro se repitieron incontablemente, la izquierda busco en la casa de Dios y la población civil inocente la protección necesarias para sus fechorías, algunos sacerdotes se unieron a la Teología de la liberación y al dolor que esta acarreaba a gran parte de la fe católica, esta división propicio y polarizó los intereses religiosos de los conflictos revolucionarios en América latina.
Las amenazas a la integridad del tío iniciaron, primeros fueron las llamadas telefónicas y luego anónimas cartas a su residencia y despacho intranquilizaban al tío y a su familia, el precio por su cabeza ya estaba puesto.
Muchos de los familiares incluyendo a mi padre le rogaron por que abandonara el cargo y se fuera del país, su asesinato era casi un hecho.
— ¡Mira Carlos renuncia y ándate, te quieren joder!... le increpo aflictivamente mi padre una noche que llegamos a recoger unos muebles usados que el tío nos regalo.
— ¡No puedo primo!... no puedo abandonar al presidente y mis responsabilidades... he jurado ayudar a mi pueblo y al renunciar quebraría esa palabra. Agrego el tío Carlos. Fumaba nerviosamente, sus ojos estaban profundamente hundidos, la preocupación en su rostro era evidente y contagiosa.
—Es que lo importante no es la cantidad de años que uno vive, sino la calidad de vida que uno ha llevado, además si renuncio seria por cobarde... y yo mismo no me lo soportaría, por que yo no soy cobarde... yo soy hombre. Dijo categóricamente el tío Carlos.
—Pero te van matar y tu familia te necesita vivo, le repetía mi padre como queriéndolo convencer.
—Y eso que tiene... allí estas vos, allí esta tu hermana y esta la familia... además si yo falto... Dios proveerá.
— ¡Si me van a matar... que el verdugo sea mi pueblo y después que la historia me juzgue!... Sentencio con un aire de valentía mi tío.
Esa noche fue la última vez que vi con vida al tío, jamás olvidare su semblante ni su valentía estaba decidido a luchar contra la propia muerte.
En mayo de ese año una nueva estrategia guerrillera intentaría captar la atención internacional, las embajadas de Francia, Venezuela y España serian tomadas por grupos armados y de allí la presión para el gobierno por parte de sus homólogos Europeos y venezolano en un intento de humanizar el conflicto que se desbordaba en ríos de sangre y campos de muerte.
Un comando armado de guerrilleros apertrechados se toma a mediados de mayo las instalaciones de la embajada de Venezuela, tras ninguna resistencia los guerrilleros acceden violentamente a la sede diplomática, el personal y los embajadores son retenidos.
En pocos minutos sus peticiones son lanzadas al aire por la radio Venceremos, un cerco de soldados y oficiales les encierran por todos los costados, la sede diplomática esta rodeada.
Un inicio frágil de negociaciones intenta evitar un baño de sangre al interior de las sedes, las FPL accionan ahora en el campo y en la ciudad, la guerra de guerrillas se expande en todos los niveles, la institución Armada por momentos se muestra débil ante el oculto ataque del enemigo.
Una maniobra militar esta siendo fraguada en el Estado Mayor Conjunto, el intento de rescate de los rehenes y la captura de los sediciosos es el objetivo, tras unos largos días de cautiverio no hay visos de negociación.
Las manifestaciones de apoyo a la toma de la sede diplomática aparecen en los alrededores, con pancartas rojas y letras blancas, las hordas comunistas apoyan la violencia de la operación guerrillera contra el imperialismo.
Entre gritos del “pueblo unido jamás será vencido” y “hasta la victoria siempre”, la tensión a los alrededores de la embajada venezolana llega a su límite cuando el grupo de manifestantes intenta llegar hasta las sedes diplomáticas.
El plan es tratar de rescatar a sus “Compas” con un procedimiento simple, las masas intentarían llegar a la puerta de las sedes diplomáticas y de allí que sus ocupantes salieran y se confundieran con la turba de manifestantes.
Pero el 22 de mayo el ejercito no dejo realizar tal estrategia y reprimió las manifestaciones, la sangre corrió por las calles del gran San Salvador, pueblo y soldados se mataban entre si literalmente en una orgía de sangre y balas, la muerte rondaba las calles de San Salvador nuevamente.
Producto de tales enfrentamientos murieron gran parte de los ocupantes de las sedes, parte del personal diplomático y algunos soldados que fueron repelidos por las fuerzas guerrilleras. En la embajada de Venezuela fue capturado Tató Morales Carbonel hijo del dirigente democratacristiano José Antonio Morales Erlich.
Esa tarde sangrienta en la embajada de Venezuela al final de la balacera los cuerpos sin vida de 14 personas fueron contabilizados, de ellos solo 11 fueron reconocidos, entre las dos mujeres muertas esta la profesora de ANDES 21 de julio, Emma Carpio Rosales, Hija del líder sindical Salvador Cayetano Carpio.
Esa noche en Nicaragua la trágica noticia de la muerte de su hija envenena la sangre del legendario “compañero Marcial” y en un arranque de cólera (como era costumbre en él), sentenció a muerte al Tío Carlos, como una venganza por la muerte de su hija. Quien contaminada por las magistrales enseñanzas de su padre había terminado de mal forma su ciclo al interior de los cuadros rebeldes. Muchos jóvenes de humilde cuna murieron tras las idealistas luchas reivindicativas del pueblo.
Lo más injusto fue que mientras los mancebos morían como carne de cañón en los campos de batalla, algunos privilegiados dirigentes “Revolucionarios” se daban la gran vida en el extranjero, entre lujos y viajes. Hay algunos famosos “comandantes” que nunca dispararon un tan solo tiro, pero mandaron a la muerte a muchos jóvenes que engañados con el sueño socialista empuñaron desde piedras hasta fusiles por un futuro mejor.
Llego el día 23 de mayo de 1979, mientras me alistaba para ir a mi entreno matinal de fútbol, el tío se preparaba para irse a su despacho, don Fabio Henríquez su motorista le espera en la Cherokee verde olivo placas P 56-764, la camioneta no es blindada. Se despide con un beso de mi tía conchita que también se prepara a salir a su clínica.
El tío aborda la camioneta y se marcha. Un vehículo sospechoso le sigue de cerca, la celada esta preparada. Tranquilamente el ministro cruza el redondel del ex cine Vieytez y se dirige sobre la calle Gabriela Mistral hasta la intersección del Bulevar de los héroes, hace el alto obligado del semáforo y al dar luz verde el vehículo sigue su marcha siempre sobre la Gabriela Mistral, llega a la 25 avenida y sigue recto, llegan a la calle Guadalupe hasta hacer el alto en la 7ª calle poniente ahora llamada Juan Pablo II.
De repente dos vehículos le cierran el paso, de ellos bajan tres individuos con armas de grueso calibre en sus manos, llevan los rostros tapados con pañuelos rojos, los encapuchados abren fuego a discreción. En milésimas de segundos los disparos comienzan a sonar mientras los cristales del vehículo que no son blindados vuelan en el interior de la Cherokee.
Don Fabio fue el primero en ser eliminado para evitar la posible fuga, un disparo en el pecho le mata, su cuerpo queda erguido al frente del volante, el vehículo se apaga el motorista intentó poner marcha atrás, pero los más de 47 disparos de bala les quitaron la oportunidad de huir. En esos angustiosos instantes el tío ya herido en el pecho se lanza al piso de la camioneta. Su cuerpo comienza a desangrarse.
Los proyectiles siguen rociando al vehículo que ha quedado inmovilizado en la escena. Las municiones en las recamaras se acaban y rápidamente un hombre armado abre la puerta trasera del lado izquierdo de la camioneta y como asegurando la operación asesta los tiros de gracia al cuerpo del tío Carlos, el subversivo le dispara a quemarropa tres escopetazos al ministro que yace tirado vencido en el pasillo de la camioneta, entre el asiento de don Fabio y el sillón de atrás. Los fusileros al ver que han cometido su objetivo se marchan rápidamente sin rumbo.
A la misma hora Rogelio Enrique Rebollo y mi tía Gladis encuentran la camioneta balaceada del tío a media calle, no hay nadie, ni un alma.
— ¡Es Carlos! Grita mi tía Gladis...
— ¡Ayúdalo Quique! Suplica la tía al primo.
Rogelio Enrique quien ya estudiaba derecho, toma el pulso del tío que yacía tirado en el piso de la camioneta, al no sentir el pulso en su muñeca, el primo comprendió que tío ya había fallecido.
— ¡Mama ya no podemos hacer nada!... el tío esta muerto. Dijo con tristeza el primo Quique, la familia Herrera Rebollo, había perdido a su mejor hijo.
A pocos segundos de ejecutado el asesinato, los vecinos del masacrado ministro don Chepe López y su esposa pasan por el teatro del crimen.
— ¡Mira chepe es el doctor! Le dice doña Miriam a su esposo... ¡Para... Para!... grita la señora de López.
Un grupo de curiosos se acerca a la camioneta que ha quedado al centro de la calle. La niña Miriam intenta levantar al tío pero esta muerto, la vida se le ha escapado por los diecisiete disparos que recibió su cuerpo más lo tres escopetazos el tío Carlos, el ministro, el amigo de los pobres ha sido asesinado a sangre fría.
A punto de largarme a mi entreno de fútbol estaba, cuando de pronto suena el teléfono, una voz de hombre de forma anónima me dice que han ejecutado al tío, rápidamente le cuento a mis padres y corro a la casa del tío.
Mi tía ya recibió la mala noticia, la casa se llena de lágrimas y gritos lastimeros. Mi padre aborda su vehículo y se apresura por llegar a donde esta el tío muerto, llegamos. El momento fue de mucha tristeza, como pudimos nos abrimos pasos entre las cámara de los periodistas y los curiosos que ya abarrotaban la escena.
Gente de los estratos sociales más humildes lloraban en la escena del crimen, repudiando la muerte de un hombre justo, muchos de mis familiares ya estaban en el lugar, mis primos me abrazan he intentan sacarme del sitio, yo me resisto aunque soy el menor de los Rebollo allí presentes quiero estar a la par del tío.
Una señora de los mercados de sus más fieles simpatizantes yace tirada en el suelo, su llanto es inconsolable.
—Mataron al doctorcito... Mataron al doctorcito... Se nos fue el doctorcito —gritaba amargamente la humilde ciudadana mientras un par de amigas trataban de asistirla en su crisis nerviosa.
Entre la consternación una cámaras de televisión se acerca y me entrevista. Yo solo me limito a decir... —Si él era un hombre bueno... —Yo no sé porque lo mataron—.
El tío Miguel Ángel entra llorando a la escena del magnicidio.
— ¡Hermanito... ¡hermanito!... ¿Adónde estas hermanito?
Mientras se reunía al cuerpo desangrado y masacrado de su hermano y lo abrazo, la escena es conmovedora.
La familia Herrera Rebollo esta herida, hay tristeza entre todos. Vi a mi tía que al entrar a la camioneta de forma apurada. Con los filosos orificios que levantaron las latas que se formaron debido a los gruesos disparos, la tía Conchita se causa una grave herida en su brazo, entre el dolor por la perdida de su querido esposo la oí gritar...
—Ojala la sangre inocente lave los pecados de quienes lo ultimaron—
Las FPL y Marcial Cayetano Carpio habían logrado la más cobarde de sus victorias... asesinar a un hombre inocente, culto y de grandes logros políticos
Antes de que el cuerpo del tío fuera retirado y reconocido oficialmente, me senté junto a su cadáver, sentí su cuerpo frío y vi su cabello lleno de vidrios, comencé a quitarle uno por uno los cristales al tiempo que le preguntaba... ¿porque te mataron tío... por que te mataron? .
Centenares de ciudadanos al saber la noticia del asesinato del ministro de educación se avocó a las calles a pie y en automóviles para condenar el hecho.
El gobierno decretó tres días de duelo nacional y el estado de sitio. El gobierno del Líder Carlos Humberto Romero ha sido atacado por vez primera.
Fue un golpe que cambio drásticamente mi vida, las pompas fúnebres del tío se celebraron en la casa comunal que él construyo en la Urbanización Universitaria, su colonia. A su velación asistieron miles de salvadoreños, hasta los traicioneros pescados llegaron a ver su cuerpo inerte. El salón principal de la casa comunal se lleno de flores blancas, amarillas y rojas, era como ver al tío ser despedido entre un vergel. El cariño y la solidaridad de Sandra Molina me hicieron olvidar por momentos la gran pena ocasionada por la pérdida del tío Carlos
Funcionarios de gobiernos, embajadores, amigos, señoras de los mercados, gente común y Ministros asistieron a su velorio, el propio presidente Romero arribo al velorio, al legar el mandatario la tía Conchita abandono inmediatamente la casa comunal y apuradamente se marcho, el líder la siguió hasta su residencia, la tía dolida y apesadumbrada por la perdida del tío erróneamente intuía que los militares habían eliminado al tío.
Pero a las pocas horas de cometido el crimen las FPL se atribuyeron el hecho. Sin saberlo la tía se refugio en su cuarto con los miles de recuerdos que le ataban a su eterno amor y fiel esposo.
En la puerta de la residencia, el General Carlos Humberto Romero lloró amargamente ante la perdida de uno de sus mejores hombres, el Doctor Carlos Antonio Herrera Rebollo. El embajador de Los Estados Unidos en el país llego acompañado de una tremenda ofrenda floral.
El 24 de mayo tras una misa de cuerpo presente en la casa comunal de la Urb. Universitaria, el cortejo fúnebre del tío se encamino hacia el cementerio general de los ilustres. Irónicamente descendió desde la calle Gabriela Mistral a donde transito sus últimos minutos y empalmo con la 25 avenida, una larga fila de automóviles acompañan el féretro.
Miles de salvadoreños llorando su muerte se aglomeran a ambos lados de las calles para brindarle el último adiós al tío Carlos, la despedida es dolorosa y triste.
El cortejo llega hasta la entrada principal del cementerio general, el ataúd fue conducido entre la muchedumbre hasta su sepulcro adonde seria su ultimo morada. Entre los más cercanos parientes se le brinda la última despedida, hay llantos lastimeros en el ambiente, la tarde es gris, un discurso de la tía despide el nombre del tío, antes de cerrar el ataúd mi tía besa los labios de su fallecido esposo.
Inicia el más cruel de los momentos. Cuando la tierra reclama lo suyo, lentamente el ataúd del tío comienza a descender al frío nicho, las notas de un mariachi comienzan a entonar “Las golondrinas”.
Y con la estrofa de:
Adonde ira veloz y fatigada...
La golondrina que de aquí se va...
O si en el viento se hallara extraviada...
Buscando abrigo por fin retornara...
El tío fue despedido entre música, flores y lágrimas.
Siempre mantengo fresco el recuerdo cuando el féretro descendiendo al ritmo de las tristes notas del mariachi. Había lágrimas y solo lagrimas.
El ataúd llego al fondo, dos empleados retiraron los lazos y comenzaron a cubrir el féretro con la tierra adonde el tío ya pertenecía, lo cubrieron y poco a poco el gentío se fue marchando, uno a uno se fueron retirando hasta que solo quedamos los familiares más cercanos. Era como no querer irse, como la despedida en México, pero ahora el viaje era sin retorno, a donde el tío me espera, junto a la abuela Mina y el abuelo Modesto, el tío Chus y la mamá Lola, a donde espera el abuelo Salva Mendoza. Algún día como un lucero que cae del cielo me uniré a todos ellos. Que falta me hacen.
Abandonamos el campo Santo, y al volver a casa cruzamos la parte trasera del cementerio, y vimos entre la cerca que separa la calle con las tumbas. Que sin misericordia la izquierda había colocado una pancarta blanca en la que podía leerse un rotulo con letras rojas que decía... “Luto nacional... estado de sitio... Ja Ja Ja... FPL”
Era obvio que la izquierda había eliminado al tío. En un comunicado a donde podía leerse las palabras de que se había enjuiciado al asesino y al explotador funcionario del régimen militar, las FPL se asestaron el crimen.
Años más tarde el periodista y ex militante de la izquierda Marvín Galeas en una de sus crónicas en el Diario de Hoy, sacaron a luz publica muchos de los detalles que antecedieron y precedieron el ajusticiamiento y muerte del tío Carlos en manos del Salvador Cayetano Carpio, Marvín Galeas en cierta forma ilumino muchas de las oscuras dudas que la familia tenia con respecto al asesinato del Dr. Carlos Antonio Herrera Rebollo.
Mi vida cambio con la ausencia del tío Carlos. Un enorme vacío en mi alma intentando llenar con los interminables recuerdos me acompañó desde ese día, mis amigos fueron fundamentales para levantar el ánimo ante la gran perdida. El amor del tío aun vive dentro de mí, muchos le querían y lo demostraron de diversas maneras, pero hay alguien que cada año cumplía alguna promesa. Por mucho tiempo hubo quien depositaba un gajo de hermosos “Crisantemos”en su tumba.
Según lo entiendo. En China, el crisantemo es símbolo de lamentación, mientras que en otros es de honestidad. En EEUU, la flor es usualmente percibida como positiva y con significado de buen afecto. Cada año alguien de forma anónima y misteriosa depositaba en la tumba del tío Carlos un colorido ramo de esas flores que se convertían en una verdadera fiesta para los ojos de aquellos que extrañados nunca supimos de donde brotaban las dichosas flores cada dos de noviembre.
Pero hubo gente que también le extrañaron, a final de la década de los ochentas, el alcalde electo de San Salvador el pecenista ingeniero Hugo Guerra y Guerra erigió un busto en su nombre. Allí mismo en el parquecito de su amada colonia que hoy lleva su nombre. El mismo artista Dagoberto Reyes mejor conocido como “Dago”, junto a un grupo de intelectuales proveídos con Palas, cuartones, lazos y sus manos, dieron forma a su trabajo final, con mucho esfuerzo, montaron el enorme busto en la base blanca a donde inmortalizaron su enorme obra.
El único monumento municipal dedicado a un político en el país fue acompañado con el pensamiento sacado de su tesis universitaria:
“El amor a Dios, el amor a la patria y el respeto a las ideas de los hombres, es el único camino para formar una sociedad más justa y más humana”.
Hoy en día aun pueden leerse el recuerdo de sus palabras que han perdurado a través de los años, como una guía democrática y un verdadero ejemplo humano para las futuras generaciones políticas.
La vida continuaba, la guerra popular prolongada comenzaba a arreciar sus ataques contra guarniciones militares. Pero la izquierda también libraba una guerra interna.
Una noche después de la primera reunión en la Palma, a pocos años de finalizar el conflicto, cuando se daban los primeros pasos hacia el dialogo por la paz. Bajó el manto estrellado del firmamento pinolero, un comando armado ingresa a la casa bunker de la compañera Melida Anaya Montes o Ana Maria, en Managua Nicaragua, ella duerme tranquila con su familia, el comando especial liderados por salvadoreños, asesina a sangre fría a la combatiente, 100 heridas con un “Pica hielo” son asestadas repetidamente en su cuerpo.
La venganza de Cayetano Carpio por la lucha intestina de poder se ha cumplido, la comandante guerrillera que participó en los albores de los acuerdos de paz y una de las personalidades izquierdistas que se inclinaban por el dialogo, se también se había sumado a la larga lista de asesinatos del comandante “Marcial” entre los que ya figura el homicidio del tío Carlos Antonio Herrera Rebollo.
En Managua Nicaragua el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), es informado del ajusticiamiento de la compañera guerrillera Melida Anaya de Montes, los oficiales “Chochos” sospechan que el crimen tiene motivaciones políticas, y por la saña con que cometieron el asesinato no había dudas de la participación de comandos salvadoreños.
La inteligencia revolucionaria Sandinista dio inicio a una exhaustiva investigación. Que abarcó las más profundas y enmarañadas estructuras guerrilleras salvadoreñas que operaban en la tierra liberada en el nombre del General Cesar Augusto Sandino.
Los Sandinistas no anduvieron con paños tibios, en pocas semanas ya tenían completamente armado el cuadro logístico del asesinato, con la ayuda de los “Compas Nicas”, fue ubicado Salvador Cayetano Carpio y los “Compas” que realizaron el operativo contra Ana Maria. En una operación secreta y encubierta, las fuerzas Sandinistas los cercan y los capturan. Los comandos urbanos que ejecutaros el asesinato de Melida son juzgados y condenados. Aparte en secreto, Marcial es capturado en pocas horas será conducido ante un tribunal del pueblo. Ahora es reo y no comandante.
Sentado en un húmedo y oscuro cuarto. Marcial luce preocupado, esta precisamente en el lugar adonde nunca quiso estar. Es una cárcel clandestina Sandinista, como muchas de las que se establecieron en El Salvador. Las del ejercito eran cárceles clandestinas y las de la guerrilla eran cárceles del pueblo, ¿cuál era la diferencia?...
Una pareja de soldados nicaragüenses entran a la celda, Cayetano pide una explicación por su captura.
— ¡A que se debe ese acto represivo... grito Cayetano a sus captores.
— ¡Párese y camine socio!... Le responde sin aturdirse el oficial Sandinista.
— ¡Quiero hablar con sus superiores!... grito el comandante Marcial.
— ¡Ya va a tener su oportunidad!, Le responde el “Chochó”.
El oficial Sandinista luce un atuendo muy simple, un uniforme caqui, zapatos lustrados y una boina roja a lo “Che Guevara”, este le indica a Marcial Cayetano Carpio la ruta a seguir.
—Por aquí socio— le dice el dirigente Sandinista.
— ¡Quiero hablar con tu jefe Daniel! Le repite el reo.
— ¡Aquí no hay jefes Hijueputa, aquí solo hay comandantes péndejo!...
Le grita el guerrillero Sandinista a Marcial, el militar “Nica” a perdido la paciencia ante los insistentes reclamos del que se decía ser el comandante Marcial. Cayetano Carpio aun se creía inocente de sus crímenes.
Entre ofensas y empujones Marcial llega hasta un juzgado, una leyenda adorna la entrada “Si en Nicaragua hubiesen cien personas que la amen como yo... Nicaragua fuera libre”. La singular máxima acompaña a un tribunal muy peculiar, no hay jurado, solo comandantes finamente uniformados. Cinco altos jefes militares Sandinistas revisaran el fallo. El detenido palidece al ver el tribunal del pueblo.
Sus manos nunca fueron atadas, ante la presencia de los mencionados jueces y verdugos, Cayetano es sentado en el banco de los acusados.
Una suave luz se filtra entre los cristales abiertos del palacio de justicia ubicado en la parte antigua de Managua, la luz ilumina parte del suelo, la sombra formada por los bordes de las ventanas crean una cruz negra que se marca en el piso del salón de justicia. La cruz negra es un mal presagio para el enjuiciado. Un grito con el típico acento Nicaragüense rompe el silencio.
— ¡Salvador Cayetano Carpio... Póngase de pie!. Le grita un uniformado. El salvadoreño se levanta del banco de los acusados.
— ¡Se le acusa del asesinato de la salvadoreña Melida Anaya Montes, conocida cómo la comandante Ana Maria, ocurrido hace unos días en este país!... el militar nicaragüense aprieta la acusación.
— ¡Hemos obtenido información concreta de inteligencia militar, adonde se le atribuye el crimen antes mencionado!...
— ¿Qué tiene usted que decir Cayetano en su defensa?... Cayetano sin inmutarse contesta.
— ¡Se le ajusticio por traidora! ¡Por no seguir los designios de la revolución! ¡Y negociar con el enemigo!... Contesta enfurecido Marcial.
— ¡Con su muerte quise dar un ejemplo a mis compañeros revolucionarios!... Razonó Cayetano Carpio.
— ¡O sea que acepta que usted le mando a matar!, Interrumpió tajantemente un oficial del ejercito Sandinista.
— ¡Si yo di la orden!... Contesto Marcial sin inmutarse.
— ¡Pero la compañera Anaya no tuvo un juicio como este, fue asesinada antes de ser juzgada!, ¿Quién se cree usted para tomar semejantes decisiones desacertadas?, ¿Daniel o Fidel?... cuestiono otro comandante Sandinista.
— ¡Usted ha violado la soberanía de Nicaragua! ¡Al tomar la justicia con sus manos, y derramar sangre inocente en este suelo sagrado! Le increpo otro militar.
Cayetano de pie sembró su mirada al enladrillado piso del salón, el ambiente era tenso, pocas personas estaban presentes, sin cámaras de televisión, sin grabadoras y sin periodista, el juicio era un verdadero secreto. El tribunal dicta sentencia.
— ¡Señor Salvador Cayetano Carpio conocido en el medio como Comandante “Marcial” y de origen salvadoreño, envista de su orden de asesinar a la también salvadoreña Melida Anaya Montes a sangre fría, con ventaja y alevosía!...
— ¡Este tribunal del pueblo Sandinista lo condena a muerte!...
Cayetano Carpio alzo los ojos a sus jueces y verdugos, quiso suplicar piedad, pero su pedido se queda a medias. Un militar revolucionario complementa la sentencia.
—Hemos evaluado su forma de morir, o lo fusilamos y damos un parte oficial de porque de su muerte o le damos la oportunidad de que tras su muerte no parezca usted como un traidor.
—Le entregaremos un revolver con tan solo una bala, suicídese y así su memoria no quedara manchada por el asesinato de su compañera.
—Solo hay esas dos rutas... ¿cual prefiere Cayetano?... interrogo el Sandinista.
Cayetano medito unos segundos, pidió el revolver y se marcho a la celda acompañado por un sequito de uniformados armados, ingreso a la celda, al cabo de unos minutos un sonoro balazo acabo con la vida del líder sindical, comandante guerrillero y panadero.
Los Sandinistas recogieron el cuerpo inerte del comandante y fue depositado en su hogar, la escena fue maquillada como un posible suicidio, a los días, la noticia inunda los principales medios de comunicación del país, el supuesto suicidio de Marcial fue acompañado por muchos cuestionamientos. El Frente Sandinista de Liberación Nacional había evitado de esta forma el escándalo y ocultando a la vez la parcial división que existía en el interior de la izquierda salvadoreña.
Otros miembros revolucionarios también fueron asesinados por sus “Compadres guerrilleros”, el más sonado de los casos en el país durante el tiempo de guerra fue ejecutado contra el poeta Roque Daltón, quien fue eliminado por el ahora analista político, Joaquín Villalobos “El comandante Gaveta”, quien acepto su participación en el crimen y se disculpo con el mísero argumento de que “Fue un error histórico de juventud”, la vida del mejor escritor y poeta fue cegada por las balas de quien hoy vive en Oxford Inglaterra, ¿porque será que hasta halla huyo el valiente comandante “Gaveta” después de la guerra, quien protegido por la amnistía nunca ha enfrentado la justicia salvadoreña por los crímenes cometidos en nombre de la libertad.
Como cuando negocio con el cadáver de Roberto Poma su millonario rescate, aun cuando el empresario ya había sido asesinado durante el secuestro.
En 1980, ese año fue asesinado por un franco tirador Monseñor Oscar Arnulfo Romero, aquel curita de sotana desteñida y rota que me dio la primera comunión en la escuela San Alfonso un sábado de junio en 1969 cuando cursaba el primer grado.
Pasaron los años, con el tiempo 1981 me gradué con honores del García Flamenco. La guerra fue cruel, muchas personas perdieron la vida en el conflicto que llenó de locura la pequeña nación centroamericana, pero el tío de una u otra forma estaba vivo. Algunos dijeron que hasta había realizado milagros, otros lo recordaron eternamente por benefactor y honesto.
Hoy en día, su parque, una escuela en Texistepeque, la arteria principal de Santiago de Maria, algunas calles y comunidades que fueron nominadas con su nombre. Nos recuerda su historia y conmemoran que el tío Carlos poseyó sangre de valiente en el conflicto que por más de doce años desangro a nuestro querido El Salvador.
Su sacrificio no fue en vano, por que hoy las nuevas generaciones disfrutan de la democracia que fue escrita con la sangre de gente inocente cómo la del tío Carlos Herrera Rebollo.
Después de la firma de los acuerdos de paz, y una comisión de la verdad que para nada sirvió, por que dicha comisión solo se aprovechó para proteger a los asesinos de gente humilde, de alcaldes, de ministros. Nunca tuvo el peso necesario para poder llevar a los tribunales a todos aquellos que cometieron actos de lesa humanidad.
Allí están ocultos en el parlamento, muchos de los señalados como los principales verdugos de nuestro pueblo, allí están tanto de la derecha como de la izquierda radical, latentes en la política, gozando de la inmunidad de sus puestos momentáneamente. Porque Dios tarda... pero no olvida.
Con el tiempo la guerra paso, yo crecí y me convertí en profesional, primero intente ser ingeniero agrónomo, futbolista del CD FAS, músico y hasta militar, pero no pude, me ceñí al periodismo deportivo y logre graduarme de periodista deportivo en la nueva Universidad de El Salvador.
Pero el ciclismo fue mi verdadera pasión, competí en muchos países de América y me retire del deporte por razones de salud. Me hice dirigente deportivo, en 1998 logramos con Maureen Kayla Vergara la primera medalla de los juegos centroamericanos y del caribe realizados en la calurosa y entonces colorida ciudad de Maracaibo, Venezuela, al final nos agenciamos cuatro medallas entre oro, plata y bronce. El camino del deporte borró en parte la falta del tío, pero siempre estaba allí, en algún detalle de mi vida, en el pensamiento diario. Como periodista llegue hasta el Tour de Francia en dos ocasiones.
En mayo de 1999 en ocasión de celebrarse una fase del campeonato mundial de ciclismo de pista en México DF. Torneo que reunió a lo mejor del mundo de los pedales, al cual asistí como delegado y entrenador de Maureen Vergara, después de tres días de competencia, antes de tomar mi vuelo y regresar al país. Un extraño impulso por buscar la casa en la colonia La Condesa se apodero de mí.
Salí del hotel. Aborde un taxi verde blanco y le pedí al chofer que me llevara a dicha colonia ubicada en el centro del gigantesco Distrito Federal.
—Por cuanto me lleva a la Condesa estimado... pregunte a un taxista que se encontraba estacionado al frente del hotel.
—Depende del tráfico y del tiempo amigo. Respondió cortésmente con su clásico cantadito mejicano.
—Bueno no importa el tiempo ni el dinero... ¡Vámonos!. Le dije.
Y abordando el pequeño Volswagen nos marchamos hacia el centro capitalino. Entre la bruma y el humo, la silueta de la torre latinoamericana como una atalaya lucia inmortal sobresaliendo sobre el valle de México.
El taxista me sacó platica, yo le comente que había llegado a México para el evento mundial de ciclismo, el tipo me miró por el espejo retrovisor, parecía no convencerlo de lo que le decía acerca del evento y mi participación. Aludido por su poca fe le mostré el gafete que la Unión Ciclista internacional UCI me entregó con foto y nacionalidad. Seguimos nuestra ruta.
La silueta del castillo de Chapultepec se vio aparecer entre el bosque del mismo nombre, comiendo ansias comienzo a reconocer la zona de la Condesa. No ha cambiado mucho.
Aunque mis primeros intentos por encontrar la casa son infructuosos, hay algo que me dice que debo de continuar buscando, solo tendría esa oportunidad en la vida y nada más. El taxista me pregunta.
— ¡Mire jefe y esta seguro que por aquí es!... hay duda en sus palabras.
— ¡Mire maestro! Le dije, —Yo recuerdo que había una iglesia por el parque España y de allí seguía derechito y en una esquina a la izquierda esta la casa que busco... —Si usted me ubica allí, yo sin duda encuentro el lugar. Convine.
El taxista hábilmente hace un giro a la izquierda, llegamos a la insurgente y volvió a girar hacia la izquierda nuevamente, bordeamos el parque España en busca de la mencionada iglesia y... ¡Eureka la encontré!. Allí estaba la iglesia pintada ahora de un blanco inmaculado, sus puntas enfiladas hacia el cielo me permitieron reconocerla de inmediato.
— ¡Esa es la iglesia!...le grite al taxista, el chofer me pregunto.
—Y ahora para donde sigo... me pregunta nuevamente.
Un temblor nervioso se posesiona de mí, las manos me sudan y estoy rígido, casi congelado. El taxista en el pequeño escarabajo blanco-verde se filtra por la calle principal de la Condesa, inmediatamente reconozco la calle y le digo.
—¡Siga de frente unas cuatro cuadras, luego dobla a la izquierda, es la segunda casa!. Un sentimiento de seguridad me acompaña ahora que he hallado la ruta hacia la casa en la enorme urbe…
La alegría me hace exteriorizarle al taxista en pocas palabras la historia del tío, de su exilio en México y de su trágica muerte. El chofer vuelve a verme de reojo por el retrovisor, parece no creer en mis palabras nuevamente.
Siguiendo mis indicaciones, llegamos a la casa, el inmueble luce envejecido, añejado por las brochas y los pinceles del tiempo, su fachada aun mantenía el grisáceo color original.
—Esta es... Esta fue mi casa... Le digo en tono nostálgico. Mientras dos lágrimas descendieron de mis ojos enrojecidos, después de 25 años he regresado.
—Aquí vivió el tío Carlos su exilio, le comente al taxista quien preocupado no dejaba de ver el marcador del tiempo que corría imparablemente.
—No se preocupe le voy a cancelar el viaje y si quiere me espera o se va... le explique, mientras me decía señalando el contómetro del tiempo. — Son 20 dólares— me aclara.
Le cancele. El tipo al percatarse en mi cartera de la presencia de los clásicos billetes verdes me dijo inmediatamente.
—Si no se tarda mucho lo espero jefe...
—El día es malo— me indicó en un tono amable. Era taxista.
—Sólo tomara unos minutos. Agregue.
—Y sacando valor, llame a la puerta.
—En pocos segundos una linda anciana con el cabello cano y unos hermosos ojos verdes en los cuales denotaban un aire con cierta tristeza, salió y me pregunto.
—¿A quien busca joven?... con desconfianza, la señora no se atreve a abrir completamente la puerta..
—Buenos días señora mi nombre es Manuel Rebollo... soy periodista salvadoreño... —Fíjese que yo hace muchos años viví en esta casa... prosigo.
—Esta casa tiene gradas de mármol con vetas negras y una cúpula en el techo, hay unas escaleras metálicas en la parte trasera y una fuente. También hay unos ventanales con vitrales, los lavaderos o pilas están en el tercer piso, en la azotea, donde también hay dos inodoros...
La amable señora me envolvió con una mirada benevolente, como si me conociera de años. Una luz resplandeciente rodeaba ahora a la apacible anciana, era como el aura de un ángel.
— ¡Pásele adelante hijo... usted conoce mi casa mejor que yo!... dijo la anciana sonriente.
El taxista sorprendido por el momento me hace señas que me va a esperar.
Entré a la casa.
El interior perfectamente conservado me trajo miles de recuerdo, la exquisita mansión estaba intacta, sus vitrales y sus paredes parecían encerrar en ella los secretos de la vida pasada del tío y su familia.
—Yo tengo muchos años de vivir aquí... prosigue la anciana, mientras se acomoda en un sofá y con una taza de café en mano me pregunta por mi sorpresiva visita.
— ¿Y que te trajo hasta aquí hijo mío?... me interroga nuevamente la amable señora.
— ¡No sé... es una larga historia!... culminé con su interrogante.
Y como queriendo contar todo en un minuto, rápidamente le explico a la señora, la vida y muerte de mi tío, de su paso por
México y de su estadía en la elegante casa. De mis viajes por el mundo y las tierras aztecas, de mis triunfos personales en el ciclismo, y finalizó contándole que ahora estudio periodismo y que quiero escribir un libro sobre la vida del tío. La señora más que emocionada, me pide que lo haga, que escriba el libro, que vale la pena soñar con algo así.
La visita esta llegando a su fin, afuera el taxista me espera con paciencia de beato. Pero de pronto como recordando algo importante, la señora hace una pausa. Luce conmovida... y me dice.
— ¡Ahora que recuerdo allí tengo algo que a usted le puede interesar!...
Lentamente la anciana se levanta y entra aun cuarto de la primera planta, tras unos minutos, salió. En sus manos traía un objeto redondo, al principio no reconocí que era.
Pero al acercarse descubrí que en sus manos acarreaba un escudo de El Salvador elaborado lo más seguro en Ilobasco.
Era azul como el añil, con letras blancas y negras, al centro se veía aun bien conservados los 14 departamentos representados en los verdes tonos de los gajos de laurel, el rojo del gorro frígido, el arco iris y los cinco volcanes. La patria chica estaba allí en sus manos.
—Hace muchos años al llegar a esta casa, con mi amado esposo, que ya falleció, lo único que encontramos en la vivienda vacía fue este pequeño escudo, de inmediato supimos que sus antiguos moradores fueron salvadoreños y de seguro habían dejado olvidado este hermoso símbolo patrio.
—Gracias a este bonito escudo, parecido al nuestro, desde ese día misteriosamente sentimos una gran atracción por esa pequeña nación, con suma pena seguíamos los tristes acontecimientos que rodearon a El Salvador y su revolución, en los días duros de los huracanes y terremotos siempre fuimos solidarios con ese país, como un pueblo hermano.
—A mi esposo le gustaba el fútbol como a todo mexicano, me dice entre risas.
—Pero cuando jugábamos contra ese Pequeño país y al ver a sus jugadores esforzarse por ganarnos, gritábamos vivas a favor de los azules futbolistas salvadoreños, y en todo tipo de eventos, ya sean estos de belleza, culturales o deportivos, siempre apreciamos a El Salvador. Me dijo muy sonriente.
—Este escudo lo cuidamos y lo conservamos en un lugar seguro en espera que algún día alguien regresará a buscarlo...
—Y ese día finalmente ha llegado— dijo nostálgicamente la señora, ahora el recuerdo de su esposo la ponía al borde de las lágrimas.
—El siempre me dijo...
—Cuida este escudo hijita mía... por que llegara un día que alguien vendrá por él, yo lo he soñado...
— Me expresó mi esposo antes de morir... la anciana tenia lágrimas en sus ojos.
La escena era triste, yo manteniéndome callado ocultaba también mis deseos de llorar. Tome el escudo de sus arrugadas manos, suavemente lo acomodé y lo colgué en una pared de la casa.
—Esto debe permanecer aquí, a donde el tío lo dejó...
Dije solemnemente, mientras una vez más las lagrimas brotaban de mis ojos...
—Debo irme... Le dije a la señora como no queriéndome ir con un incontenible aire de pesar.
¾El taxi me espera... agregue desconsoladamente al final como excusa.
La señora me abrazó y me dio un beso en la mejilla derecha, sentí en su abrazo como si fuese de mi familia y más aun, como si era salvadoreña, mi visita era como una dulce premonición de su futuro descanso.
De nuevo un circulo de la vida se cerraba y yo cumplía la eterna ley del retorno, así es la vida un ir y venir, un nacer y morir.
Después de una breve despedía y un adiós sinceró, en los últimos segundos de permanencia en la casa, meditó. Que la soledad volverá a su vida y yo en pocas horas regresare al aeropuerto, volveré a mi país y a mi rutina diaria de vida.
En el instante recapacito que otra vez me dispongo a abandonar la linda casa en la zona de La Condesa, el creador y regidor del universo me ha dado otra oportunidad. La despedida me hace sentir mal. Pero antes de salir giró mi mirada hacia la pared a donde reposaba finalmente el escudo, en el podían leerse las tres palabras más difíciles de cumplir en El Salvador. Desde la puerta pude leer: Dios... Unión... Libertad.
El tiempo pasa, y hoy a mis tantos años de edad, cada día de mi vida que pasa veo al tío en su busto que lo inmortaliza en el parque al frente de mi residencia que también lleva su nombre, hay veces lo veo triste, otras se muestra alegre, otro día le miro serio... Así como era él, tan humano como tú, como yo... como todos nosotros que nacimos y vivimos en este pedacito de tierra sagrada que se llama... El Salvador.
EN CONCLUSION
El 15 de octubre de 1979 una Junta revolucionaria de gobierno puso fin al mandato del General Carlos Humberto Romero y a la cadena de años de gobiernos Pecenistas.Los militares golpistas Abdul Gutiérrez y Adolfo Majano Instauraron como presidente interino al Dr. Álvaro Magaña... en dicha junta sólo participó el llamado "sector progresista" del Partido Demócrata Cristiano, en 1980 El PDC se reorganizó y se incorporó a la llamada "Segunda Junta".
El liderazgo de José Napoleón Duarte como presidente de El Salvador se afianzó durante la "Tercera Junta" entre los años de 1980 y 1982. Los cambios antes descritos fueron un esfuerzo por conservar la paz.
Pero la guerra civil no se detuvo, Más de 75.000 salvadoreños murieron en el conflicto armado a manos de militares y guerrilleros.
En 1980 el Mayor del ejercito salvadoreño y fundador del instituto político Alianza Republicana Nacionalista ARENA, Roberto D`abuisson acuso a los dirigentes del PDC por sus pactos con la izquierda radical y su inminente transformación comunista, les llamo “Señores Sandias”, por ser verdes por fuera y rojos por dentro.
Años después al militar salvadoreño se le asocio con la muerte y asesinato de Monseñor Oscar Arnulfo Romero. Los días de guerra recrudecieron.
Las ideas se polarizaron y el cruel conflicto ensangrentó a los salvadoreños con masacres como las de San Francisco Guajoyo, el asesinato de las religiosas norteamericanas de la orden Mariknoll y los periodistas holandeses, las misteriosas muertes de Mario Zamora Rivas y del “Chachi” Guerrero, las masacres de las hojas, San Sebastián, y El junquillo, los asesinatos de los notables ciudadanos que fueron ejecutados por las hordas rojas: Roque Daltón, Roberto Poma, Ernesto Regalado Dueñas, Francisco Peccorini, Antonio Rodríguez Porth, los secuestros y brutales asesinatos del sudafricano Archibald Dunn y del japonés Fujio Matsumoto en manos de los izquierdistas, el fusilamiento a sangre fría en la entrada de su casa del empresario Raúl Molina Cañas, las inolvidables masacres del Sumpul y los “Marines” en la Zona Rosa a donde también murieron civiles inocentes, los campesinos ajusticiados por la guerrilla, la muerte de los jesuitas y sus colaboradoras, el asesinato del Dr. José Roberto García Alvarado fiscal General de la nación, los desaparecidos políticos, los asesinatos de jueces, alcaldes, funcionarios públicos y hasta ganado vacuno inocente, los liquidados por los escuadrones de la muerte, la defunción de más de 3000 “Orejas” o espías en manos de la guerrilla, la muerte de los anónimos “Compañeros Revolucionarios” del 30 de julio y todas las fechas heroicas marxistas, comunistas, leninistas y finalizó con la muerte de los humildes soldados, clases y oficiales de la fuerza Armada.
Al término de la guerra nadie gano en lo militar, pero los más afectados por ambos bandos ganamos la paz.
Dedico este libro a todas las penurias que tuvimos que aguantar durante más de doce años de guerra fratricida para lograr la paz.
También quiero aclara que esta obra es un canto de esperanza y no debe ser tomada como una venganza política, ni mucho menos un instrumento para revivir y fomentar el odio de clases.
Este libro es una recopilación de hechos históricos personales y familiares entrelazados con los inevitables hechos políticos de la época, algunos hechos son verídicos, otros menos reales que adorne y decore con la imaginación. Aunque aclaro que todos los hechos antes descritos en el libro no están alejados de la realidad que vivió la nación.
He tratado de conservar la mayoría de los nombres, lugares, países, institutos políticos, y al pueblo en general que se convierte en el principal actor de dicha obra con el único propósito de descubrir la verdadera historia...
Es por ello que pido disculpas adelantadas por los repasos históricos y los posibles señalamientos desfavorables a los familiares, o amigos de algunos oscuros personajes políticos que este libro inevitablemente advierte.
Muchos de ellos gracias a Dios ya están muertos, otros desgraciadamente aún viven.
También quiero agregar “Gracias México”.
A la abuela “Mina” de quien aprendimos a convertir un papel insignificante en una linda flor, barcos o aviones de papel, piñatas, piscuchas o barriletes como les dicen en México, además de pupusas, granizadas, ensalada de nopal con limón, flor de izote con huevo y hasta la elaboración de morteros, luces de bengala, petardos y cuetes de vara, le digo “gracias” y le dedico todo el verdadero amor de mi corazón por su esfuerzo con nosotros, jamás me ha hecho tanta falta abuela “Mina” por que ahora valoro que con sus manos usted me enseño a donde buscar a Dios.
Finalmente les propongo que el único objetivo de esta novela es... “Remover el recuerdo de los odiosos hechos y hacer conciencia en las generaciones actuales y futuras para que estos injustos, horrendos y sangrientos crímenes no vuelvan a ocurrir”…
Fin
Manuel Rebollo.
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